Inspiración De Gracia
En el momento en que invitaste a
Jesús a tu corazón como tu Señor y Salvador, todos tus pecados fueron perdonados
—tus pecados pasados, tus pecados presentes y tus pecados futuros. Una vez que naces de nuevo, tú estás en
Cristo. Tú no necesitas intentar
conseguir el perdón. Tú tienes el perdón de pecados por medio
de Su sangre y este perdón de pecados que tienes no es conforme a lo que hayas
hecho, sino conforme a las riquezas de la gracia de Dios —¡Su favor inmerecido,
que no hemos ganado y del que no somos dignos!
La Biblia nos dice que “la
paga del pecado es muerte”. (Rom. 6:23) En otras palabras, el castigo por el pecado es
la muerte. Esta también nos dice que “sin derramamiento de sangre no hay perdón”.
(Heb. 9:22, NVI) Por lo tanto, la sangre
es necesaria para el perdón de los pecados. Es por eso que incluso bajo el antiguo pacto
de la ley, el pecado fue cubierto temporalmente por la sangre de los animales
sacrificados.
La buena noticia del evangelio es que nuestro Señor y
Salvador, Jesucristo, descendió del cielo a la tierra y se sacrificó a Sí Mismo
en la cruz. Su sangre perfecta y sin
pecado proporcionó el perdón de todos nuestros pecados. Tú y yo no podemos pagar por nuestros propios
pecados, así que Él lo hizo por nosotros. Ahora bien, todo aquel que cree en Él no
morirá jamás, sino que recibirá el regalo de la vida eterna. ¡Aleluya!
Amigo, observa cómo David describe la bienaventuranza de
un hombre cuyos pecados son perdonados:
«Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta» —Romanos 4:7-8, NTV
¡Oh, qué alegría y qué bendición es recibir el perdón de
los pecados! Por el contrario, cuando
los creyentes comienzan a cuestionar si ellos son verdaderamente perdonados, esto
los lleva a todo tipo de inseguridades, temores y ataduras destructivas.
El temor y la inseguridad no pueden existir en una
relación sana con Dios. En una relación
matrimonial, por ejemplo, si una esposa nunca se siente segura del amor de su
esposo por ella, ella nunca sacará fuerzas de su matrimonio ni encontrará alegría
en este. En lugar de prosperar, ese
matrimonio se desintegrará con el tiempo. De manera similar, nuestro Padre celestial no
quiere que nosotros vivamos atrapados en una inseguridad perpetua debido a que no
conseguimos estar seguros de nuestro perdón.
Hoy, basado en la Palabra de Dios, alégrate y da gracias a
Dios por la bendición de Su perdón, pagado tan caro y entregado a nosotros de
manera gratuita. Deja que esta verdad
del evangelio se ancle en tu corazón y lo fortalezca, que aleje todo temor y
sentimiento de inseguridad.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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