Como rugido
de león es la ira del rey, y Su favor como rocío sobre la hierba.
Proverbios
19:12
La Biblia nos dice que el diablo anda al acecho como león rugiente,
buscando a quién devorar (1ª Pedro 5:8).
Pero, alguna vez te has preguntado, ¿por qué él actúa como un león rugiente?
Tiene algo que ver con el rugido del león. En la Biblia, el rugido del león habla de la ira del rey —“Como rugido de león es la ira del rey.” Así que, cuando el diablo anda como un león
rugiente, él está tratando de darte la impresión de que el Rey está
enojado contigo. Y cuando tú crees que Dios
está enojado contigo, el diablo sabe que te
tiene.
Cuando tú piensas que Dios está enojado
contigo o que se siente defraudado por
ti, ya no tienes la confianza de Su
amor por ti. En vez de esto, tienes
temor y esperas un castigo de Su parte. Quieres
estar lejos de Él porque no quieres provocar
más Su ira.
Pero la verdad es que Dios no está enojado contigo, aún
cuando tú fallas o lo arruinas, porque todos tus pecados han sido juzgados
en el cuerpo de Su Hijo en la cruz. Como
Cordero de Dios, Jesús se convirtió en tu holocausto. Es por eso que Él dijo: “Tengo sed.” (Juan 19:28)
Aquellos que lo escucharon decir esto en el Calvario ese día, pensaron
que Su sed era física. Realmente, Su sed
era espiritual, porque Él estaba siendo “quemado”
por el fuego de la ira de Dios. Él
estaba siendo juzgado por nuestros
pecados. ¡Su cuerpo extinguió toda la ira de Dios, hasta que todo reclamo de la
santidad de Dios quedó satisfecho y Su ira fue aplacada!
Ahora, existe una ley llamada “la ley de doble juzgamiento”, que
sostiene que el mismo crimen no puede ser juzgado dos veces. Por lo tanto, el fuego de la ira de Dios no va a caer nunca sobre ti como
creyente, porque éste ya cayó sobre Su
Hijo en la cruz. Él juzgó tus pecados
entonces, pero en el cuerpo de Su Hijo.
Así que, ahora tú no estás bajo
la ira del Rey, sino bajo Su favor.
Y Su favor llueve sobre ti
cada mañana como rocío sobre la hierba!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
Pensamiento
Del Día
Tú no
estás bajo la ira del Rey, sino bajo Su favor.
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