… Dios es
el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad.
Filipenses 2:13
Una vez cuando era niño, me encontré frente a un
arbusto con hermosas flores. Cuando descubrí una flor en botón entre
las que estaban completamente abiertas, pensé que sería una gran idea ayudarla
a florecer. Así que, traté de abrir los pétalos pelándolos uno por
uno... y poco a poco, la flor se deshizo mientras los pétalos eran arrancados
por mis pequeñas manos. Yo había empezado con buenas intenciones, ¡pero al final maté a la pobre flor!
Mi amigo, cuando se trata de nuestras áreas de
interés, nuestro esfuerzo humano para resolver nuestros problemas, a pesar de
las mejores intenciones, no puede
producir resultados tan hermosos como serían si permitimos que la sabiduría y el tiempo de Dios lo hagan. Es
cuando descansamos de nuestros
propios esfuerzos y luchas por resolver nuestros problemas, y permitimos que Dios obre en nosotros y a
través de nosotros, que vemos resultados divinos.
Con frecuencia digo esto: Si Dios quiere toda la
gloria, entonces permítele a Él hacer
todo el trabajo. A Dios
le encanta cuando tú lo buscas y descansas en Él solamente. En
el cielo, es, “Digno es el Cordero,”
y no, “Dignos somos el Cordero… y yo.”
Amado, deja
de tratar de hacer que las cosas sucedan por medio de tu propio esfuerzo y
sabiduría. Deja de intentar y
empieza a confiar en el Señor. Déjalo a Él obrar en y a través de ti para superar tus problemas, hacer
realidad tus sueños y cumplir Sus planes y propósitos para tu vida. Cuando
Dios lo hace con Su incomparable sabiduría, poder y tiempo, ¡eso solo puede ser
perfecto!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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