En verdad
os digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no
dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le
será concedido.
Marcos 11:23
¿Sabías que cuando se trataba de bendición (lluvia para
Israel), Elías oró fuertemente agachándose en tierra y poniendo su rostro entre
sus rodillas? (1ª Reyes 18:41-45) Pero cuando se trataba de
una maldición (sequía
para Israel), él simplemente la declaró con confianza. (1ª Reyes 17:1) ¿Por
qué? ¡Fue porque Elías tuvo más fe en el juicio de Dios que en Su
bondad! Él era un profeta del antiguo pacto con una mentalidad de antiguo pacto, cuando se
trataba de oración.
Mi amigo, los profetas del antiguo pacto traen a memoria tus pecados y traen sobre ti juicio
y castigo de Dios. Ellos tienen mentalidad de juicio. Los profetas del nuevo pacto, por el contrario, traen a
memoria tu perdón y justificación en
Cristo, y apuntan hacia la obra terminada de Cristo.
Así que, cuando se trata de oración, ¿tienes una
mentalidad de antiguo pacto que dice: “Dios es pronto para maldecir, pero lento
para bendecir,” o tienes una mentalidad
de nuevo pacto que dice: “Debido a
Jesús, Dios no me maldice, sino que es pronto para bendecirme”? Te
animo a ponerte la mentalidad de nuevo
pacto. Vive consciente de que debido a la obra terminada
de Jesús en la cruz, si necesitas una bendición este día, tú no tienes que
orar fuerte y largamente, como si Dios estuviera renuente a
bendecirte. No, ¡todo lo que
tienes que hacer es declarar la bendición valientemente y con fe, y esta
sucederá!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
1ª
Reyes 18:41-45 “41 Y
Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque se oye el estruendo de mucha
lluvia. 42 Acab subió a comer y a beber, pero Elías subió
a la cumbre del Carmelo; y allí se agachó en tierra y puso su rostro entre las
rodillas. 43 Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia
el mar. Y él subió, miró y dijo: No hay nada. Y Elías dijo siete veces: Vuelve
a mirar. 44 Y sucedió que a la séptima vez, él dijo: He
aquí, una nube tan pequeña como la mano de un hombre sube del mar. Y dijo:
Sube, y di a Acab: “Prepara tu carro y desciende, para que la fuerte lluvia no
te detenga.” 45 Y sucedió que al poco tiempo, el cielo se
oscureció con nubes y viento, y hubo gran lluvia. Y Acab montó en su carro y
fue a Jezreel.”
1ª
Reyes 17:1 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de
Galaad, dijo a Acab: Vive el Señor,
Dios de Israel, delante de quien estoy, que ciertamente no habrá rocío ni
lluvia en estos años, sino por la palabra de mi boca.”
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