No dejaban de reunirse en el templo
ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con
alegría y generosidad.
Hechos 2:46, NVI
Yo agradezco a Dios por
la Santa Cena porque cada vez que participamos de ella, llegamos a ingerir y a manifestar
más y más de la vida y fortaleza de
Jesús.
Amado, te animo a que
continúes tomando la Santa Cena hasta que estés completamente sano. Mientras
la tomas, agradece a Dios porque ya has
sido sano por las llagas de Jesús.
Cuando tomes la copa, mira como Jesús
ya quitó de ti todo pecado y te redimió de toda enfermedad. Mira
la obra como terminada y descansa sabiendo que tú estás sentado con Cristo.
Recuerda que todo se trata de lo que nuestro Señor Jesús
ha hecho. Todo es Su gracia, Su
injustificado e inmerecido favor hacia ti.
Mientras la tomas, míralo a Él, el
pan de vida, trabajando en tu interior, ¡haciéndote más y más fuerte cada
día!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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