Mas Tú, Señor, eres un Dios compasivo
y lleno de piedad, lento para la ira y abundante en misericordia y
fidelidad.
Salmos
86:15
¿Alguna vez te has
preguntado por qué los filisteos no notaron que el cabello de Sansón estaba
creciendo otra vez? Yo creo que fue
porque ellos nunca contaron con el hecho de que el Dios de Sansón es un Dios de gracia y segundas
oportunidades. En lo que a ellos
concernía, el Dios de Sansón se había dado por vencido con él.
Mi amigo, cuando las
personas se dan por vencidas contigo, y aún cuando tú te das por vencido
contigo mismo, ¡yo quiero asegurarte que Dios
no se ha dado por vencido contigo! Él envió a Su Hijo Jesucristo a morir en la
cruz por tus pecados y este Dios de gracia nunca se dará por vencido con
respecto a ti. ¡Sus brazos están totalmente abiertos para recibirte, perdonarte y
restaurarte sin condiciones!
Solo fíjate en el
espíritu por el cual el padre, en la historia de Jesús sobre el hijo prodigo,
recibió a su hijo descarriado en su casa –“Pronto;
traed la mejor ropa y vestidlo, y poned un anillo en su mano y sandalias
en los pies; y traed el becerro engordado, matadlo, y comamos y
regocijémonos; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida;
estaba perdido y ha sido hallado.” (Lucas 15:22-24) Él no dijo una sola palabra acerca de que su
hijo había malgastado su riqueza viviendo perdidamente. El padre simplemente estaba muy contento de
que su hijo volviera a casa.
De la misma manera, Dios no se ha dado y nunca se dará por
vencido contigo. En el momento en que tú des un paso hacia
Él, vas a encontrarlo a Él corriendo hacia ti para abrazarte. ¡Y cuando tú disfrutes de Su amor y Su gracia
hacia ti, te encontrarás a ti mismo no solo en un lugar de cuidado y provisión
(como el hijo pródigo), sino, como Sansón, tu
fortaleza y tu propósito en la vida regresarán!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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