Entonces Pedro, acordándose, le dijo:
“Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.” Respondiendo Jesús,
les dijo: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere
a este monte: ‘Quítate y échate en el mar,’ y no dudare en su corazón, sino
creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.”
Marcos
11:21-23
Como muchos creyentes,
puedes haber escuchado la enseñanza sobre la fe que mueve montañas, basada en
Marcos 11:22-23. No sé tú, pero a mí
siempre me intrigó ¿por qué Jesús maldijo la higuera antes de que enseñara sobre la fe que mueve montañas?
Un día, el Espíritu
Santo abrió mis ojos. La primera vez que
las hojas de una higuera fueron mencionadas en la Biblia, estaban representando la justicia propia
–después de que Adán pecara, él se cubrió a sí mismo con hojas de una
higuera. La cobertura de Adán no tenía
sangre, y sin el derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados. (Hebreos
9:22) Es por eso que Dios tuvo que
vestirlos con pieles de animales en su lugar, lo que significa el derramamiento de sangre inocente. Uno representa a la justicia por obras,
mientras la otra representa a la
justicia por el derramamiento de la sangre del Cordero.
Así que, la higuera aquí
es la imagen de justicia propia. Y lo
que Jesús estaba diciendo es que antes
de que tu fe pueda fluir como un río, tú tienes que maldecir (o deshacerte de)
la justicia propia en tu vida, ¡y abrazar Su regalo de justicia!
Amado, mantente creyendo, meditando y declarando
que tú eres justo en Cristo, y no por tus propias obras. ¡Esta
revelación es la que genera fe para cada rompimiento que necesitas para
levantarte sin que se esfuerce tu corazón, y que las montañas en tu vida se
muevan!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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