Gracia y paz os sean multiplicadas en el
conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.
Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y
a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su
gloria y excelencia.
2 Pedro 1:2-3
Imagina si Dios fuera a
visitarte en sueños esta noche y te preguntara ¿qué puedo hacer por ti? ¿Qué le responderías? ¿Le pedirías que te dé un conocimiento más
profundo de Jesús nuestro Señor?
La Palabra de Dios nos
dice que cuando recibimos revelación en
el conocimiento de Jesús, esto hará que gracia y paz sean multiplicadas en
nuestra vida. Hará también que recibamos todas las cosas que conciernen a la vida y a
la piedad.
¿Qué es gracia?
Es el favor inmerecido, no ganado
y del cual no somos dignos, pero que Dios nos entrega. No hay nada que nosotros podamos hacer para ganar
la gracia de Dios. Pero mientras más aprendamos de la belleza y el
amor de nuestro Señor Jesús, más veremos Su obra perfecta en la cruz, y más nos
posicionaremos para recibir la multiplicación de la gracia de Dios en nuestras
vidas.
El versículo dice que la paz también es multiplicada a nosotros por
medio del conocimiento de Jesús nuestro Señor. La paz
de Dios afirma nuestros corazones haciéndolos libres de temor, estrés,
preocupaciones, ansiedades y perturbaciones. ¿No quisieras tener la paz de Dios gobernando
tu corazón siempre?
El divino poder de Dios nos ha dado todas las cosas
que conciernen no solo a la piedad, sino también a la vida. ¿No dirías
tú que la salud, el dinero, un buen trabajo y un lindo hogar para ti y tu
familia conciernen a la vida? Pues bien, todas esas cosas y las otras que Dios ya
nos ha dado, son liberadas para ti por medio del conocimiento de Jesús nuestro
Señor.
Así que, pidámosle a Dios todos los días: “Padre,
dame sabiduría y revelación en el conocimiento de Jesús.” Porque el
conocer a Jesús es tener gracia y paz multiplicadas para nosotros. ¡Conocer a Jesús es recibir todas las cosas que
conciernen a la vida y la piedad!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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