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sábado, 22 de septiembre de 2018

¿Qué Has Estado Diciendo?


La muerte y la vida están en poder de la lengua…
Proverbios 18:21
Hay muchas cosas en la vida que pueden provocarnos temor –perder nuestro trabajo, enfermedades mortales, ataques terroristas y así sucesivamente.  Cuando nos enfrentamos a estas cosas, tendemos a caer en preocupación y miedo, y comenzamos a hablar sobre esos temores.
Job no era diferente.  Él constantemente temía que Dios lo castigaría a él y a su familia porque no dejaba de pensar que sus hijos habían pecado contra Dios.  Se levantaba temprano en la mañana para ofrecer sacrificios, diciendo: “Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones.”  Y la Biblia nos dice que hacía esto siempre. (Job 1: 5)
Así que, Job continuó confesando los pecados de sus hijos y temiendo que algo terrible les sucedería a él y a su familia.  De hecho, esta conciencia de pecado no sólo le produjo temor, la Biblia nos dice que estaba aterrorizado. (Job 3:25)
Es importante que entendamos que fue la conciencia de pecado de Job lo que le abrió la puerta a Satanás.  Su preocupación por los pecados que su familia pudo haber cometido dio a Satanás la oportunidad de llevar muerte y destrucción a su vida.  Dios tenía un cerco de protección alrededor de Job.  Pero cuando él comenzó a ser consciente de pecado y tener una temerosa expectativa de juicio, el cerco fue removido y Satanás pudo atacarlo. (Job 1: 9-12)
Amigo, si has pecado, no digas: “He fallado de nuevo.  Merezco ser castigado por Dios.”  ¡Recuerda que tus pecados ya han sido perdonados porque Jesús fue castigado y condenado en tu lugar!  (Efesios 1: 7)  Así que di: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo.  Gracias Jesús, porque Tú eres mi santidad y mi perfección.” (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21)
Debemos ser conscientes de lo que creemos y decimos regularmente porque “la muerte y la vida están en poder de la lengua.”  Así que, cuando oigas hablar de un virus mortal que ha tomado muchas vidas, no digas: “¡Yo seré el próximo porque no he sido un buen cristiano!”  En cambio, di: “Jesús, Tú eres mi justicia y protección. Ciertamente me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora.” (Salmo 91: 3)
Amado, creer y confesar de esta manera,  no sólo agrada a Dios, ¡sino que también cierra la puerta a Satanás para que él no pueda obrar en tu vida!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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