Génesis 15:8-9
Y él le dijo: “Oh Señor Dios, ¿cómo puedo saber
que la poseeré?” Él le
respondió: Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un
carnero de tres años, una tórtola y un pichón.”
¿Estás desanimado porque un
rompimiento por el que has estado orando todavía no se ha manifestado? Quizá han pasado días, o incluso semanas, y
te estás preguntando: “¿Cómo voy a saber que voy a recibirlo?” Abraham enfrentó la misma situación y le
preguntó a Dios la misma pregunta. Y
Dios le respondió: “Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un
carnero de tres años, una tórtola y un pichón.”
¡Que respuesta tan extraña!
Pero si lo lees (en Génesis
15:10-21), vas a darte cuenta de que Dios tomó la pregunta de Abraham muy en
serio, y quiso mostrarle cuán en serio El estaba tomando el ser su proveedor, su
protector y quien lo bendecía. Dios estaba
siendo tan serio que estaba dispuesto a comprometerse a Sí Mismo en un pacto.
¿Qué es un pacto? Es como un contrato. Sin embargo, es más que un contrato. Un contrato tiene validez solo por un período
de tiempo, como cinco o siete años, o hasta que los términos se cumplan. Pero un pacto es eterno. Es permanente. La única forma de salir de éste es mediante la
muerte. Es por eso que el matrimonio es
un pacto, no un contrato. Y es
permanente — “Hasta que la muerte los separe.”
En los tiempos de la Biblia, cuando establecías
pacto con alguien, debías llevar un animal, normalmente un carnero o un macho
cabrío, y lo sacrificabas cortándolo por la mitad. Seguidamente, te parabas frente a tu
compañero de pacto y caminaban el uno hacia el otro en medio de las dos partes
del animal, colocándose ambos en el centro.
Lo que todo esto significa es que
ambas partes estaban obligadas a proteger y a proveer por el otro. Todo lo que te pertenecía a ti, ahora era de
tu compañero, y todo lo que le pertenecía a tu compañero, ahora era tuyo. Claro que el que era más beneficiado era el
más pequeño, el más pobre.
Hoy, Dios está en pacto con nosotros.
Nosotros somos los más pequeños, la
parte más pobre. No tenemos nada que
ofrecerle a Dios. ¡Pero Dios, el más
rico y más poderoso ser del Universo, tiene todo para ofrecernos a nosotros!
Mi amigo, Dios se ha unido a Sí Mismo
en un pacto, una garantía blindada de Sus bendiciones y Su provisión para tu
vida, y todo es por tu beneficio. ¡El
rompimiento que estás esperando está garantizado por pacto!
Pensamiento Del Día
Dios se ha unido a Sí Mismo en un pacto, una garantía blindada de
Sus bendiciones y Su provisión para tu vida.
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