Eclesiastés 8:4
Puesto que
la palabra del rey es soberana…
En los tiempos de la Biblia, la palabra de un rey llevaba consigo un
gran poder. Lo que él decretara, sucedería. Sería
hecho. Por ejemplo, si él decía: “Incrementen
los impuestos,” los impuestos serían
incrementados.
¿Sabes que nosotros somos reyes?
La Biblia nos dice que Jesús nos lavó de nuestros pecados con Su sangre
y nos hizo reyes (Apocalipsis 1:5-6). Y
como reyes en Cristo, nuestras palabras también llevan consigo poder.
Cuando nosotros ponemos nuestras manos sobre una persona enferma y
decimos: “Se sanada,” la persona es
sanada. Cuando ponemos nuestras manos
sobre nuestros hijos y decimos: “Se bendecido,” nuestros hijos son
bendecidos. ¡Hay poder en nuestras
palabras porque estas son palabras de reyes!
Cuando yo era un cristiano joven, durante mi adolescencia, quería
practicar lo que había aprendido acerca del poder de mis palabras. Había esta planta particular cerca de mi casa
y siempre que yo pasaba cerca de ella, le decía: “¡Se maldita en el nombre de
Jesús!”
Pasaron muchos días. Y nunca voy
a olvidar el día en el que me di cuenta que, ¡las hojas de la planta se habían
vuelto cafés! Puede ser que quieras
intentar hacer esto en tu casa con tus plantas cultivadas, pero, ¡mejor
bendícelas en vez de maldecirlas!
Ya que tus palabras tienen poder, ¿puedes imaginar el daño que hacemos
cuando decimos a nuestros seres queridos cosas como: “Siempre eres tan
descuidado”, “Eres un bueno para nada” o “Eres tan estúpido”? ¡Los estamos maldiciendo!
El Diablo es feliz cuando tú usas el poder de tus palabras contra ti
mismo y contra tus seres queridos. Él
quiere verte derrotado. Así que, en vez
de decir: “Yo siempre ando corto de dinero,” di: “El Señor es mi pastor, yo no
tendré falta de nada” (Salmos 23:1). En
vez de decir: “Yo soy tan inútil. No
puedo hacer nada,” empieza a decir: “Yo lo puedo todo por medio de Cristo que
me fortalece” (Filipenses 4:13).
Amado, recuerda que como rey, lo que tú dices va a suceder porque en
donde está la palabra de un rey, ahí hay poder.
Así que, ¡aprende a decir lo que Dios dice acerca de ti en Su Palabra y
mira Sus promesas cumplirse en tu vida!
Pensamiento
Del Día
Como reyes en Cristo, nuestras palabras llevan poder. Cuando nosotros hablamos las promesas de Dios,
estas van a suceder.
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