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domingo, 24 de julio de 2016

Sal Sin Pobreza Ni Debilidad

Pero a ellos los sacó con plata y oro, y entre sus tribus no hubo quien tropezara.
Salmos 105:37

Cuando los hijos de Israel eran esclavos en Egipto, vivían en pobreza y enfrentaban diariamente trabajo duro bajo las órdenes de sus crueles capataces.  Las cicatrices y los azotes recientes de los látigos de sus amos cubrían sus cuerpos.  El terrible calor de Egipto, les causaba espantosas llagas que supuraban.  Muchos de ellos estaban encorvados debido a las largas horas que pasaban cargando toneladas de ladrillos y adobe.  Trabajando como esclavos durante largas horas, bajo condiciones duras, les restaba años.  Y sin la alimentación adecuada, muchos de ellos eran personas débiles y demacradas.
Pero algo les sucedió la noche de la Pascua (Éxodo 12).  Con la sangre del cordero aplicada en los dinteles de sus puertas, ellos entraron en la protección de Dios.  Y dentro de sus casas, según lo instruido por Dios, ellos comieron el cordero asado en fuego.
Creo que aquellos que estaban ciegos, comieron los ojos del cordero, creyendo que los ojos perfectos del cordero les daría una visión perfecta.  Los que  tenían alguna enfermedad del corazón, se comieron el corazón del cordero, creyendo que sus corazones palpitarían fuerte otra vez.  Y los que eran cojos, se comieron las patas del cordero, creyendo que pronto estarían saltando como corderos.
Y cuando llegó la mañana, algo nuevo y milagroso les sucedió.  Ellos salieron con Dios, ya no más como esclavos, sino como personas libres.  Ellos ya no eran más pobres y necesitados, sino poseían plata y oro que los egipcios les habían dado.  Y ninguno de ellos —que eran cerca de 2.5 millones— era débil o enfermizo.
Si esto fue lo que los hijos de Israel experimentaron después de comer el cordero pascual, que solamente era una sombra o figura de Cristo, ¿cuántas más bendiciones vamos a experimentar nosotros que hemos entrado en la cobertura de la sangre preciosa de Jesús, el verdadero Cordero de Dios?
Cuando tú pones tu confianza en el Cordero de Dios que fue quemado por la furia del juicio de Dios destinado para nosotros, ¡tú vas a salir diariamente, sin pobreza, ni debilidad, sino provisto abundantemente y divinamente fortalecido en Cristo!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

Pensamiento Del Día

¡Pon tu confianza en Jesús y sal diariamente provisto abundantemente y divinamente fortalecido!


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