Inspiración De Gracia
Al
que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos
justicia de Dios en Él. 2 Corintios 5:21
Siendo un joven cristiano, yo fui
víctima de una enseñanza legalista defectuosa basada en una mala interpretación
de la enseñanza del apóstol Pablo sobre la Santa Cena en 1 Corintios 11:27-30:
“De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor
indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y
entonces coma del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin
discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre
vosotros, y muchos duermen”.
Me enseñaron y me advirtieron, como quizá a ti también,
que si había algún pecado en mi
vida, incluyendo aquellos que yo no conocía o que había olvidado confesar, ese
pecado me hacía indigno de
participar de la Santa Cena. Yo traería
juicio y enfermedad sobre mí mismo, ¡e incluso podría morir antes de tiempo!
Pero, ¿cómo podría yo saber si era lo suficientemente “digno”?
Yo no estaba viviendo en pecado ni nada
por el estilo, pero sabía que para Dios, el pecado es pecado, y si alguien
falla incluso en un área, es considerado culpable de todos. (Santiago 2:10)
Como resultado, yo tenía tanto miedo de la Santa Cena que
no participé de ella durante muchos años. Después de todo, yo no era ningún tonto. ¿Por qué me arriesgaría?
Fui robado de mi herencia debido a una predicación bien
intencionada pero equivocada que puso una barrera invisible alrededor de lo que
debía ser una fuente de salud y sanidad,
y una bendición para el pueblo de Dios. Le
pusieron una barrera que decía: “No te acerques a menos que seas digno”.
Que no te roben como a mí.
Esto es lo que dice la Palabra de Dios: la sangre de Jesús
ya fue derramada por nosotros y como creyentes, nosotros somos la justicia de Dios en Cristo. (2 Cor. 5:21) Nosotros somos completamente justos y dignos,
no porque seamos perfectos, sino porque Él
es perfecto.
Él pagó el precio completo por el perdón de nuestros
pecados, que es lo único que nos hace dignos. Su sacrificio en la cruz nos ha calificado
completamente para recibir Su sanidad y
Su victoria sobre el pecado y todo tipo de esclavitud que nos está robando la
salud y la vida.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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