Inspiración De Gracia
Vuelvo
a preguntarles: ¿acaso Dios les da al Espíritu Santo y hace milagros entre
ustedes porque obedecen la ley? ¡Por supuesto que no! Es porque creen el
mensaje que oyeron acerca de Cristo. Gálatas 3:5, NTV
Asistí a una conferencia hace años y
recuerdo haber escuchado sobre todo tipo de cosas que teníamos que hacer para
obrar los milagros de Dios. Por ejemplo,
nos dijeron que teníamos que orar oraciones largas.
Por favor, no me malinterpretes. No estoy diciendo que no haya lugar para las oraciones
largas.
A mí me encanta acercarme a mi Abba para pasar tiempo hablando con Él. También le he enseñado a nuestra iglesia sobre
la importancia de orar, especialmente orar en el Espíritu con frecuencia. Pero, ¿acaso el secreto para que ocurran
milagros en tu vida se encuentra en la oración, o incluso en el ayuno de
cuarenta días y cuarenta noches, como dicen otros?
Algunas personas piensan que ellos pueden torcer el brazo
de Dios con sus esfuerzos y convencerlo de que ellos merecen un rompimiento o un milagro de parte de Él. ¿De verdad crees que debido a que has ayunado
u orado durante largos períodos de tiempo, Dios está impresionado contigo y
tiene que responder a tus oraciones?
Vamos, amigo, la única razón por la que Dios responde
nuestras oraciones hoy es la obra terminada de Jesús. No te dejes engañar más. Dios no es deudor de nadie. Ningún hombre puede merecer las bendiciones de
Dios por sus propios esfuerzos. No se
trata de nuestros sacrificios. ¡Se trata
de Su sacrificio!
Todo lo que Dios ve es la obra de Su Hijo en la cruz, y en
virtud de Jesús, todas Sus bendiciones y Su poder para hacer milagros son tuyos
cuando tú crees en Su Hijo.
Lee atentamente la escritura de hoy para conocer lo que
Pablo les dijo a los gálatas que dependían de sus propios esfuerzos. Luego, considera a todas las personas que
recibieron milagros de Jesús durante Su ministerio en la tierra.
Ninguno de ellos lo merecía. Ellos no hicieron nada para ganar sus
milagros. Ellos simplemente recibieron
sus milagros debido a Su gracia.
Hace unos años, el Señor me habló y dijo: “Cuando Mi
pueblo ve Mi gracia, Yo veo su fe”. ¿Recuerdas
a la mujer con el flujo de sangre que sangraba desde hacía doce años?
De acuerdo con la ley de Moisés, a ella se le consideraba
impura y se suponía que no debía estar en lugares públicos, y mucho menos tocar
a nadie. Sin embargo, la Biblia nos dice
que “cuando oyó hablar de Jesús, se
acercó a Él por detrás entre la multitud y tocó Su manto”. (Marcos 5:27)
Ella debió haber escuchado los maravillosos testimonios de
las personas que Jesús había tocado y sanado, y estos relatos le abrieron los
ojos para ver a Jesús como un Salvador lleno de gracia, rebosante de
misericordia y compasión.
¿El resultado? La
fe se encendió en ella y en el momento en que tocó el borde de Su manto, ella recibió
su milagro.
¿Alguna vez estuvo ella consciente de su fe? No, ella solo estaba consciente de Jesús y de Su
gracia. Cuando ella vio Su gracia, Él dio la vuelta y vio su fe. Con gran ternura,
Él le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado”. (Marcos
5:34)
Amigo, tú no tienes que tratar de evocar la fe para la sanidad
o las finanzas. La fe para cualquier rompimiento
o milagro en tu vida brota cuando tú ves Su gracia.
¡Él murió para que tú pudieras vivir! Tú no te lo merecías, pero aun así, Él lo hizo
por ti.
Mira a Jesús en la cruz por ti —la demostración de Su amor
incondicional y Su gracia maravillosa. ¡Y
cuando veas Su gracia, tú tendrás fe para recibir tu milagro!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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