Medita En
¿Y quién de
vosotros, por ansioso que esté, añadir un codo a su estatura?
Mateo 6:27
Yo nunca supe cuánto amor y atención
podía darle a un pequeño bebé hasta que tuve a Jessica. Cuando mi hija nació, yo la amaba tanto que
me preocupaba muchísimo por ella.
Cada vez que ella se enfermaba, yo me
preocupaba. Mientras más preocupado estaba
yo por su salud, ella más se enfermaba. Si
se recuperaba de un ataque viral, pocas semanas más tarde, ella tendría otro
ataque viral. Si no fuera un ataque
viral, sería cualquier otra dolencia física.
Y mientras más era atacada su salud, yo me preocupaba más.
Entonces, Dios comenzó a hablarme. Él dijo: “Tu excesiva preocupación por tu hija
está deteniendo la provisión de Mi salud y sanidad para ella. Pon a tu hija en Mis manos y despreocúpate, ¡entonces
la salud y la sanidad fluirán!” Yo hice
lo que Dios me dijo que hiciera y Jessica empezó a enfermarse con menos frecuencia,
y su salud se fue haciendo cada vez más fuerte.
Experimenté lo mismo en relación a mi
propia salud. Hubo un periodo en mi vida
en el que iba bastante seguido al médico.
El diablo me había dado algunos falsos malestares en mi estómago y
mientras más preocupado estaba por estos malestares, peor se ponían. Esto continuó hasta que los exámenes
revelaron que no había nada de malo en mi estómago, ni en mis intestinos. Fue entonces que me di cuenta que ¡había
estado jugando el juego del diablo!
Hoy tú puedes cambiarle las cartas al
enemigo. Cuando sientas dolor, di: “Jesús,
Tú llevaste todo mi dolor y mi enfermedad en Tu propio cuerpo. Yo he sido sanado por las llagas que sufriste Tú por mi. ¡Aleluya!” Amado, mientras más medites y hables la
verdad sobre como la sanidad y la salud ya son tuyas debido a la obra terminada
de Jesús, más vas a permitir que la sanidad divina, la salud y la plenitud de
Dios, fluyan en tu cuerpo!
Bendiciones,
Joseph Prince
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