Inspiración De Gracia
Sed
de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho
como león rugiente, buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8
¿No es interesante en el pasaje
anterior que el diablo tiene que buscar a aquellos a quienes él puede devorar? Esto significa que él no puede devorar a
todos. ¡No le rindas a él tu autoridad y
resultes siendo hallado entre aquellos a quienes puede devorar! Además, ¿notaste que él deambula como, o de forma similar a “un león rugiente”?
Le pregunté al Señor por qué el diablo anda como un león
rugiente y no como otra criatura. Él me
llevó a Proverbios 19:12, que dice: “Como
rugido de león es la ira del rey”.
El diablo es un impostor que anda como un león rugiente
porque está imitando al Rey de reyes, nuestro Señor Jesús, el verdadero León de
Judá. Él quiere que las personas piensen
que nuestro Rey está lleno de ira, enojo y rabia contra nosotros. Él viene hacia nosotros rugiendo con voz de
condenación, acusación y vergüenza.
Satanás quiere que tú tengas la impresión de que le has
fallado a Dios y que Él no solo está decepcionado de ti, sino que también está completamente
furioso contigo. Ahora, si tú creyeras
eso acerca de Dios, ¿estarías refugiándote bajo la sombra de Sus alas? ¿Tomarías el lugar de autoridad, poder y
fuerza que te corresponde? Por supuesto
que no. De hecho, ¡huirías de Dios!
Los creyentes que están bajo una nube de condenación no van
a orar la Oración de Protección. Ellos se
sienten indignos de las promesas de Dios y, de hecho, esperan el castigo y el
juicio de Dios.
Es allí exactamente donde el diablo quiere que estés. Cuando tú te alejas de Dios, corres directo a
la trampa del diablo. Abdicas de tu lugar
de autoridad cuando abdicas de tu lugar de intimidad con Dios.
Amado, tú necesitas saber esto: Tú eres amado. Dios no está enojado contigo. En Cristo, tú puedes tener la confianza de que
eres perdonado, amado y justificado. (Efesios 1:7, Romanos 8:37, 2 Corintios
5:21) El Señor Jesús tomó todo tu
castigo en la cruz, para que hoy tú puedas disfrutar de Su favor inmerecido, que
no te has ganado y del que no eres digno. Dios te ve en Cristo, quien es completamente inmaculado y sin culpa.
Según nuestras propias acciones, ninguno de nosotros
califica para Su protección. Pero debido
a lo que nuestro Señor Jesús hizo por nosotros en la cruz, todos nosotros podemos
acercarnos confiadamente a Su trono de gracia. (Heb. 4:16) ¡Debido a lo que Él hizo, nosotros calificamos
para habitar en el lugar secreto con el Rey de reyes, donde el falso “león
rugiente” no tiene poder sobre nosotros!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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