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domingo, 18 de abril de 2021

No Escuches Ninguna Otra Voz

 Inspiración De Gracia


“A este le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.”  Juan 10:3-4

Hay muchos hoy en día que aún luchan por las voces de Moisés y Elías —la ley y los profetas— sin comprender completamente que en el nuevo pacto, todo se trata de escuchar la voz del Hijo de Dios resucitado.

¿Por qué el Padre quiere que nosotros escuchemos solo al Señor Jesús?  ¿Por qué debemos enfocarnos en Jesús y crecer en el conocimiento de Su gracia?  Porque ni la ley ni los profetas tienen la respuesta a nuestro clamor más profundo por intimidad y paz con Dios, y por disfrutar de Su presencia y Su poder en cada área de nuestra vida.  Si miras las Escrituras, verás que aunque Moisés y Elías hicieron grandes proezas, ambos grandes hombres de Dios fracasaron al final.

Hacia el final de su vida, Moisés golpeó la roca dos veces en desobediencia, gritó al pueblo, habló imprudentemente con sus labios debido a la ira y la impaciencia, y acabó sin que se le permitiera entrar a la tierra prometida.  Así fue como su ministerio terminó.

¿Por qué fueron tan graves las consecuencias de las acciones de Moisés?  Porque él representó mal a Dios.  En su enojo, él representó a Dios enojado y crítico hacia Su pueblo, cuando Dios realmente los amaba y se preocupaba por ellos.  Esto nos deja claro que, como predicadores de la Palabra de Dios, nosotros debemos ser muy precisos en la manera en que estamos representando a Dios.

¿Y qué sobre Elías?  A pesar de las asombrosas victorias y la evidencia del poder de Dios en su ministerio, en sus últimos días, Elías pensó que Jezabel era más grande que Dios y huyó de ella.  Su ministerio terminó en depresión y desánimo (1 Reyes 19), y su manto fue a parar a Eliseo.

En comparación, donde la ley y los profetas fallaron, nuestro Señor Jesús tuvo éxito.  Mire esta hermosa profecía acerca del Mesías en Isaías 42:1, 3-4:

“He aquí Mi Siervo, a quien Yo sostengo, Mi Escogido, en quien Mi alma se complace… No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con verdad traerá justicia. No se desanimará ni desfallecerá.”

Mientras que Moisés fracasó y Elías se desanimó, las Escrituras nos dicen que nuestro Señor Jesús, el todo deseable, “no se desanimará ni desfallecerá”.  Mientras que Moisés era impaciente, nuestro Señor Jesús es paciente contigo y conmigo hoy, especialmente cuando cometemos errores y fracasamos.  Y mientras que Moisés no logró llevar al pueblo de Dios a la tierra prometida, nuestro Señor Jesús terminó la obra que Su Padre le envió a hacer y nos ha introducido a todas las bendiciones y promesas de Dios. (Efesios 1:3, 2 Corintios 1:20).  Mientras que Elías se desanimó, Jesús no se desanimó ni siquiera por el continuo rechazo de la gente.

Él es tu roca y tu fortaleza cuando te sientes desanimado.  ¡Todos los grandes hombres de Dios en el Antiguo Testamento juntos no pueden compararse con nuestro hermoso Señor Jesucristo!

Este es el Hijo amado de Dios y hoy Él te dice: “Levántate.  Párate firme en Mi justificación y serás levantado de la derrota”.  De la misma manera que nuestro Señor Jesús pudo tocar a un hombre con lepra y sanarlo, Él puede tocar cualquier área de deformidad, debilidad o vergüenza en tu vida y transformarla hasta su plenitud y fortaleza por Su gracia.

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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