Inspiración De Gracia
Y los
hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y su clamor, a
causa de su servidumbre, subió a Dios. Oyó Dios su gemido, y se acordó Dios de
Su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Éxodo
2:23-24
Hay un enemigo que quiere mantenerte
esclavizado a esa condición médica en tu vida.
El enemigo quiere mantenerte en un lugar de desesperación y mantenerte
tan enfocado en tus decepciones que no puedas aferrarte a las promesas de Dios
para ti. Eso es lo que les hizo a los
hijos de Israel. Cuando Moisés les dijo
a los israelitas que Dios los rescataría de su esclavitud, la Biblia nos dice
que ellos “no quisieron escucharlo”
porque estaban “demasiado desalentados
por la brutalidad de su esclavitud”. (Éxodo 6:6–9, NTV).
Pero Dios no los abandonó a pesar de que ellos se negaron
a escuchar. Él sabía que ellos estaban
desesperados porque habían sufrido bajo el yugo de la esclavitud durante mucho
tiempo. ¿Quieres saber qué hicieron los
hijos de Israel que hizo que Dios los rescatara tan poderosamente?
Lee esto por ti mismo en el versículo anterior. Los hijos de Israel estaban tan oprimidos que
todo lo que pudieron hacer fue gemir. No
quedaba nada en ellos para preparar sus oraciones. Y la Biblia nos dice que Dios oyó su gemido y se acordó de Su pacto con Abraham, Isaac y
Jacob.
Estoy compartiendo esto contigo porque quiero que sepas
que no necesitas preparar
declaraciones de fe impresionantes ni hacer nada por Dios antes, para que Él te
escuche. Un solo gemido llegará al
trono. Un simple suspiro tuyo llegará al
salón del trono de tu Abba en el cielo. Si
un solo gemido de los hijos de Israel pudo activar el pacto que Dios había
hecho con sus antepasados, ¡cuánto más
logrará tu clamor, oh hijo del Altísimo!
Si tú te encuentras desanimado debido a tu condición
médica, clama a Él y toma esta idea adicional de la Pascua como un estímulo. Me encanta que Dios les dijera a los hijos de
Israel que participaran del cordero pascual de esta manera: “Comerán el cordero de este modo: con el
manto ceñido a la cintura, con las sandalia puestas, con la vara en la mano…”
(Éxo. 12:11, NVI)
¿Por qué tenían que comer con el manto ceñido a la
cintura, las sandalias puestas y las varas en sus manos? Dios les estaba diciendo que estuvieran listos
para su liberación física incluso mientras comían el cordero asado.
De la misma manera, cuando nosotros participamos de la Santa
Cena, participemos con fe y expectativa. Nuestro compasivo Señor Jesús ha escuchado
nuestros gemidos, y Él quiere y puede liberarnos de cualquier opresión.
Participemos entonces esperando que nuestro milagro suceda,
esperando nuestra liberación. Eso fue lo
que los israelitas hicieron a pesar de su sufrimiento, y salieron sin que ninguno
de ellos estuviera enfermo ni débil.
Yo quiero ver que esto suceda para mi iglesia y para ti. Puede que todavía no hayamos llegado al punto
en el que podamos decir que “no hay ninguno débil”, pero creo que estamos en
camino.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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