Medita En
Y estando en agonía, oraba más
intensamente; y era Su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la
tierra.
Lucas 22:44
Dios le dio a Adán un trabajo antes de que cayera
en pecado. Adán tenía que cuidar del
jardín del Edén. Así que, el hombre
estaba destinado a trabajar. El trabajo
era parte de su estado bendito. Pero a
causa del pecado de Adán, llegó la maldición. Dios le dijo a Adán: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida... Con el sudor de tu rostro comerás el pan ...”
(Génesis 3:17-19). Así, para el hombre,
trabajar se convirtió en algo estresante. Tenía que dolerle y sudar para comer de la
tierra.
Mi amigo, ¿estás hoy adolorido y estresado en el
trabajo? ¿Estás trabajando largas horas,
sin obtener los resultados deseados? La
buena noticia es que Jesús te ha redimido de la maldición del estrés
(tensión). ¿Cuándo ocurrió esto? Bueno, esto sucedió cuando el Señor estaba en
otro jardín –el huerto de Getsemaní.
La Biblia nos dice que “estando en agonía, Él oraba
más intensamente. Entonces era Su sudor
como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra” (Lucas
22:44). La sangre de Jesús tocó el suelo
que estaba maldito. Sabemos que Su
sangre tiene una cualidad redentora, así que, ¡Él nos redimió de la maldición
del estrés!
Amado, tú tienes el derecho comprado con sangre, de
tener una vida de trabajo que no es estresante, sino llena de la gracia de Dios
y Sus bendiciones. Así que, empieza a
confesar el favor de Dios sobre ti y tu trabajo. Pídele favor para con tus jefes, colegas y
clientes. Pídele sabiduría para hacer
bien tu trabajo. ¡Créele y obsérvalo
llevarte al lugar correcto, en el momento correcto, y hacerte tener éxito!
Bendiciones,
Joseph
Prince
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