Levítico
2:1
Cuando
alguien ofrezca una ofrenda de cereal como ofrenda al Señor, su ofrenda será de
flor de harina...
Me
encanta el simbolismo de Jesús como flor de harina o harina fina. Bien, incluso la harina viene del trigo que
ha sido machacado y golpeado una y otra vez, y cernido varias veces. ¿No te recuerda esto los sufrimientos y el sacrificio
de Jesús por ti?
Y como
flor de harina, no hay nada ordinario acerca de la persona de Jesús. Todo acerca de Él es
en proporciones finas. Cada palabra que Él
habló cuando estaba en este mundo, cada pensamiento Suyo, cada acción Suya, ¡fueron
bastante finas! Cuando Él era amable, Él
no era débil. Cuando Él era asertivo, Él
no era agobiante. Él es acero y
terciopelo, mansedumbre y majestad. Como
un diamante perfecto, en toda dirección desde donde lo veas a Él, tú ves
impecabilidad, belleza y brillo. ¡No hay
nadie que sea todo Él codiciable, como lo es Jesús!
¿Y qué
sobre los grandes de la Biblia como Moisés y Abraham, o Pedro, Juan y Pablo?
Moisés,
de quien la Biblia dice que fue más humilde que cualquier hombre sobre la faz
de la tierra (Números 12:3), estuvo una vez tan furioso con su pueblo que
golpeó la roca dos veces, algo que él no debía hacer (Números 20:1-2). Su temperamento sacó lo mejor de él en esa
ocasión.
Abraham,
de quien los cristianos se refieren como un hombre de fe (Hebreos 11:8-10),
mintió diciendo que su esposa era su hermana cuando un rey la codiciaba. Él puso en peligro la vida de ella para
salvar la suya propia (Génesis 20:1-8).
Pedro,
quien era profundamente celoso por Jesús, lo negó tres veces (Mateo
26:33-34). Juan, el discípulo amado,
quien se recostaba sobre el pecho de Jesús, estaba listo para hacer caer fuego
del cielo para destruir a los habitantes de Samaria que habían rechazado a Jesús
(Lucas 9:52-54).
¿Qué
hay sobre Pablo, el apóstol de la gracia, quien abrió el camino misionero que
los misioneros futuros seguirían? Incluso
Pablo fue a Jerusalén cuando el Espíritu Santo por medio de varios discípulos y
del profeta Agabo, le había dicho que no lo hiciera (Hechos 21:4, 10-11).
Amado,
lo mejor de nosotros puede no dar la talla.
El único que es intachable, impecable y todo Él codiciable, es
Jesús. Y debido a que a Él nunca le
falto nada para dar la talla, tú puedes buscarlo a Él. ¡Él nunca va a decepcionarte!
Pensamiento Del Día
Busca a Jesús, a quien
nunca le faltó nada para dar la talla. ¡Él
nunca va a decepcionarte!
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