Entonces dijo David al filisteo: “… Yo vengo a ti en
el nombre del Señor de los Ejércitos, el Dios de los Escuadrones de
Israel, a quien tú has desafiado.”
1 Samuel 17:45
¿Te has preguntado, por
qué dos personas pueden escuchar lo mismo y aún así tener dos respuestas
diferentes? Para uno, lo dicho le hace
sentir asustado y desanimado. Para el
otro, su corazón se llena tanto de fe que él se atreve a ir en contra del diablo
y lo que éste está haciendo.
En el Valle de Ela,
Goliat el gigante Filisteo se burló de los ejércitos de Israel durante 40
días. Cuando David llegó a la escena,
escuchó las mismas burlas de Goliat, que el resto de los israelitas había
escuchado. Pero de alguna manera, esas
mismas palabras que causaron temor en los soldados, enojaron a David. ¿Qué sabía
o qué veía David, que los otros no
vieron?
David sabía que él tenía un pacto con Dios. Ahora, el
Rey Saúl y todos los soldados que estaban con él ese día, también tenían el
mismo pacto con Dios, pero solo David
creía en el pacto. Y él actuó conforme a su creencia. Así que,
Dios hizo que su gigante se derrumbara.
Si David tuvo esa gran
victoria, aún cuando él estaba bajo el antiguo pacto, ¡cuánto más tú y yo que estamos bajo el nuevo pacto! Hoy, Dios está preguntando: “¿En dónde están
mis Davids que van a creer en el nuevo
pacto?”
¿Qué es el nuevo
pacto? Es el pacto de la gracia. Y gracia significa favor inmerecido, que no
hemos ganado y del cual no somos dignos.
Dios quiere que sepamos que Él ha
establecido este pacto con nosotros por medio de Cristo nuestro representante. Y de
acuerdo a este pacto, nosotros tenemos Su favor inmerecido. Nosotros somos bendecidos porque Jesús llevó nuestras golpizas. Debido a lo que Jesús ha hecho en la
cruz, nosotros tenemos victoria sobre
todo gigante.
¿No son estas buenas
noticias? Hoy, Dios quiere que tú te pares frente a tu “gigante” y declares que a
pesar de lo que estás pasando, a pesar de lo que está sucediendo, tú crees que Dios
está por ti debido a lo que Jesús hizo por ti. Y entonces, ante tus propios ojos, verás a
los gigantes de acusación, intimidación, condenación, enfermedad y deuda, ¡caer al suelo delante de ti!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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