… El mismo ha dicho: “Nunca te dejare ni te
desamparare”.
1 Juan 4:10
Por seis horas completas, el Hijo de Dios estuvo
suspendido entre el cielo y la tierra. Y
al peso de Su sufrimiento en la cruz,
Él clamó desde la oscuridad profunda: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:45-46)
Por primera vez, Jesús se dirige a Su Padre como “Dios.” El Padre había abandonado al Hijo. Como Juez del universo, Dios tuvo que darle
la espalda a Su Hijo, quien estaba cargando la inmundicia de los pecados del
mundo, porque Sus ojos son demasiado limpios para mirar el mal. (Habacuc
1:13)
Si el Padre no le hubiera dado la espalda a Su
Hijo, Él tendría que darte la espalda a
ti ahora cuando tú clamas a Él en el momento de tu necesidad. ¡Pero
debido a que Jesús tomó tu lugar, ahora, tú puedes tomar Su lugar y encontrar
siempre el rostro de Dios sonriendo!
Justo ahora, el rostro de Dios está sonriendo para ti. Su rostro está brillando sobre ti. Yo puedo
pararme delante de ti y declarar: “El Señor haga resplandecer Su rostro sobre
ti”. (Números 6:25-26) Y esto es
porque Jesús pagó el precio para que
Dios nunca te deje ni te abandone. (Hebreos 13:5)
Como Juez, Dios le dio la espalda a Su Hijo. Pero como
Padre, Él lloró. Su corazón se rompió porque Cristo nunca
fue más complaciente para Él, como cuando estaba en la cruz. El sufrimiento de Cristo fue un aroma
fragante para el Padre. (Efesios 5:2)
¿Recuerdas lo que Jesús dijo? “Por eso el Padre Me ama, porque Yo doy Mi
vida para tomarla de nuevo.” (Juan 10:17) Si eres padre, amas a cada uno de tus hijos
de igual manera. Pero cuando uno de
ellos hace algo especial para ti, por amor, eso toca tu corazón y solo quieres correr hacia él y abrazarlo.
Eso fue lo que pasó en la cruz, excepto que el
Padre no pudo abrazar a Su Hijo. En vez
de eso, Él tuvo que darle la espalda a Su Hijo porque nuestros pecados tenían
que ser castigados en el cuerpo de Su Hijo.
Amado, cuando
tú clames hoy al Padre por ayuda, debes saber que Él te escucha y ciertamente
va a ayudarte. ¡Debido a Jesús, Él nunca
va a darte la espalda a ti!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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