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jueves, 26 de abril de 2018

Dios Nunca Te Dará La Espalda


… El mismo ha dicho: “Nunca te dejare ni te desamparare”.
1 Juan 4:10
Por seis horas completas, el Hijo de Dios estuvo suspendido entre el cielo y la tierra.  Y al peso de Su sufrimiento en la cruz, Él clamó desde la oscuridad profunda: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:45-46)
Por primera vez, Jesús se dirige a Su Padre como “Dios.”  El Padre había abandonado al Hijo.  Como Juez del universo, Dios tuvo que darle la espalda a Su Hijo, quien estaba cargando la inmundicia de los pecados del mundo, porque Sus ojos son demasiado limpios para mirar el mal. (Habacuc 1:13)
Si el Padre no le hubiera dado la espalda a Su Hijo, Él tendría que darte la espalda a ti ahora cuando tú clamas a Él en el momento de tu necesidad.  ¡Pero debido a que Jesús tomó tu lugar, ahora, tú puedes tomar Su lugar y encontrar siempre el rostro de Dios sonriendo!
Justo ahora, el rostro de Dios está sonriendo para ti.  Su rostro está brillando sobre ti.  Yo puedo pararme delante de ti y declarar: El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti. (Números 6:25-26)  Y esto es porque Jesús pagó el precio para que Dios nunca te deje ni te abandone. (Hebreos 13:5)
Como Juez, Dios le dio la espalda a Su Hijo.  Pero como Padre, Él lloró.  Su corazón se rompió porque Cristo nunca fue más complaciente para Él, como cuando estaba en la cruz.  El sufrimiento de Cristo fue un aroma fragante para el Padre. (Efesios 5:2)
¿Recuerdas lo que Jesús dijo?  Por eso el Padre Me ama, porque Yo doy Mi vida para tomarla de nuevo.” (Juan 10:17)  Si eres padre, amas a cada uno de tus hijos de igual manera.  Pero cuando uno de ellos hace algo especial para ti, por amor, eso toca tu corazón y solo quieres correr hacia él y abrazarlo.
Eso fue lo que pasó en la cruz, excepto que el Padre no pudo abrazar a Su Hijo.  En vez de eso, Él tuvo que darle la espalda a Su Hijo porque nuestros pecados tenían que ser castigados en el cuerpo de Su Hijo. 
Amado, cuando tú clames hoy al Padre por ayuda, debes saber que Él te escucha y ciertamente va a ayudarte.  ¡Debido a Jesús, Él nunca va a darte la espalda a ti!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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