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lunes, 30 de abril de 2018

Cubierto, Protegido, Liberado


El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.
Éxodo 13:21
Cuando los hijos de Israel anduvieron errantes en el desierto, Dios los guió yendo delante de ellos en una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche.
Durante el día, Dios extendía la columna de nube como una cobertura sobre Su pueblo en el desierto, para prevenir que el sol abrasador los hiriera y los debilitara.  El pueblo estaba cubierto por Su sombra y se mantenían frescos.  Hoy, tú también estás bajo Su cobertura.  Él no va a permitir que tú seas derribado (Salmo 121:3-8), ni que seas oprimido por el “calor” del día. (Isaías 54:14)
Durante la noche, cuando el desierto se volvía oscuro y frío, Dios le daba a Su pueblo la columna de fuego para iluminar su camino, y para mantenerlos cálidos y seguros.  Hoy,  mientras tú caminas con Dios, no serás abrumado por los lugares fríos y oscuros de la vida, porque la Palabra de Dios dice: “Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día.  No somos de la noche ni de las tinieblas”. (1 Tesalonicenses 5:5)  Y no temerás el terror de la noche, ni la pestilencia que anda en tinieblas, porque Dios te librará de ellas. (Salmos 91:5-6)
Como los hijos de Israel, quienes solamente necesitaban dirigir su mirada hacia arriba y poner sus ojos en la columna de nube y la columna de fuego, todo lo que tú necesitas hacer hoy es dirigir tu mirada hacia arriba y poner tus ojos en Jesús.  Cuando necesites Su dirección en una situación, busca a Jesús quien tiene para ti palabras de vida eterna. (Juan 6:68)  Cuando veas síntomas de enfermedad en tu cuerpo, busca a Jesús quien llevó todas nuestras enfermedades y nuestras dolencias. (Mateo 8:17)
Cuando los hijos de Israel fueron mordidos por serpientes en el desierto, Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la colocara en un poste —una figura de Cristo siendo juzgado en la cruz. (Juan 3:14)  Aquellos que pusieron su mirada en la serpiente de bronce en vez de ponerla en sus heridas, fueron sanados. (Números 21:9)  ¡Aquel que pone su mirada en Jesús vive!
Amado, pon tu mirada en Jesús.  ¡Él es tu cobertura, tu protección y tu liberación!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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