… Pondré Mis leyes en la mente de ellos, y las
escribiré sobre sus corazones…
Hebreos 8:10
Muchos de nosotros hemos sido
enseñados que no podemos confiar en nuestros corazones. Citamos versículos como: “Más engañoso que todo, es el corazón, y sin
remedio…” (Jeremías 17:9), desconociendo
que Jeremías se estaba refiriendo al hombre que no ha reconocido a Jesús como su Señor y Salvador.
He tenido personas que vienen a
decirme: “Pastor Prince, no sé qué debería hacer con mi vida.”
¿Qué es lo que hay en tu
corazón?” Le pregunté a uno de ellos.
“Me encantaría trabajar con niños.”
“¡Entonces trabaja con niños!”
“Pero estoy esperando a que el Señor
me diga que haga eso.”
“Bueno, Él ha puesto el deseo
en ti, ¡así que ve y trabaja con niños!”
“Pero el deseo viene de mi
corazón. ¿Cómo puedo saber si éste es de
Dios?”
Mi amigo, una vez que eres
salvo, tú tienes un corazón totalmente nuevo (Ezequiel 36:26), y puedes confiar en los impulsos de tu
corazón porque Dios habita en ti y Él te dirige desde tu interior. Y no te preocupes porque Sus impulsos nunca van
a contradecir Su Palabra. Estos van a
dirigirte al buen éxito.
A menudo te encuentras con que cuando
sigues tus impulsos internos, es
realmente Dios quien ha puesto esos deseos
en tu mente y los ha escrito en tu corazón.
Recuerdo años atrás cuando me acerqué a uno de los líderes de nuestra
iglesia y le dije: “Yo realmente pienso que tú has sido llamado para ser pastor
a tiempo completo.” Resultó que esto era
una confirmación de lo que él realmente
sabía en su interior. Ves, Dios ya había estado dirigiéndolo desde su interior. Hoy, él es uno de nuestros pastores a tiempo
completo.
Si tú disfrutas algo y deseas
hacerlo, entonces, ¡ve por ello! Ve con
la corriente. Dios Mismo dice que Él va
a guiarnos desde nuestro interior. No
dudemos de Él. Y no te preocupes por los
resultados. Tu parte es solo seguir la
corriente. ¡La parte de Dios es obrar en
ti tanto el querer como el hacer! (Filipenses 2:13)
Amado, debido a que Dios te ha dado un corazón nuevo, Él va a escribir Sus deseos en él. Y mientras tú cumplas estos deseos, vas a
dar fruto, y no vas a marchitarte y morir.
¡Todo lo que hagas va a ser
prosperado!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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