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viernes, 11 de mayo de 2018

¡Jesús Quiere; Se Sano!


“Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio…”
Mateo 8:3
¿Sabías que es la voluntad de Dios para ti que seas sano?  De hecho, Jesús siempre sanó a los enfermos que se acercaron a Él.  El ciego, el cojo, el manco, el mudo, el sordo y el poseído por demonios —¡Él los sanó a todos!  (Mateo 8:16)
La Biblia nos dice que aquel que ha visto a Jesús, ha visto al Padre. (Juan 14:9)  ¿Quieres ver cómo es Dios?  ¡Mira a Jesús!  Él nunca le dio enfermedad a nadie.  Nunca vamos a encontrar que Jesús viendo a una persona en buena condición, le dijera: “Ven acá.  Estás muy saludable.  Recibe un poco de lepra.”  De hecho, cuando un leproso vino a Él por sanidad, Jesús, lleno de compasión le dijo: “¡Quiero; sé limpio!”
Desafortunadamente, hay algunos cristianos que dicen: “Es la voluntad de Dios para mí que esté enfermo.  Dios tiene algún propósito, un propósito misterioso para mi situación.  Todo es parte de Su plan divino y poco a poco sabremos el por qué.”  Pero estas mismas personas van al doctor para mejorar.  Toman sus medicamentos y descansan.  ¿Por qué hacen eso si ellos realmente creen que Dios los quiere enfermos?  ¿No tiene sentido, verdad?
Vamos, lo que si tiene sentido, perfectamente, es esto: Dios te quiere saludable.  Él te quiere completo, íntegro.  ¡Su voluntad para ti es que seas sano!  De hecho, ¡Él lo desea tanto, que llevó todas tus enfermedades y tus dolores sobre Su propio cuerpo, para que tú no tengas que llevarlos hoy!  Él permitió que se le golpeara y se le azotara, ¡para que por Sus llagas —por Sus heridas— tú seas sano!  (Isaías 53:5)  Ya que Él ha llevado la enfermedad en tu nombre, ¿por qué deberías llevarla tú hoy?
Así que, mi amigo, si estás enfermo, debes saber que Dios no te dio la enfermedad.  Lee cada milagro de sanidad que Jesús hizo en los Evangelios, y mira cómo Jesús es el Señor tu sanador. (Éxodo 15:26)  Escucha Sus palabras llenas de gracia: “¡Quiero; se sano!” y comprende que son para ti hoy, tanto como fueron para el leproso. 
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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