La paz os dejo, Mi paz os doy… No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27
La noche antes de que
Jesús muriera, Él dijo a Sus discípulos: “La paz os dejo, Mi paz os doy...” Esta
paz no era sólo para Sus discípulos, sino también
para nosotros hoy. Tenemos Su paz.
En el momento en que tú crees en Jesucristo, Él
quien es el Príncipe de Paz viene a vivir dentro de ti. Y cuando el Príncipe de Paz reside en ti,
toda bendición que vayas a necesitar concerniente a tu firmeza y plenitud, ya
está dentro de ti.
“Pastor Prince, si esto
es verdad, entonces ¿por qué todavía veo problemas en mi salud, mis finanzas,
mi familia y mis relaciones?"
La respuesta es, un
corazón atribulado. Es por eso que
después de que Jesús dijo: “La paz os dejo”, Él dijo: “No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.”
El corazón atribulado y
temeroso funciona como dedos que sujetan fuertemente una manguera de agua. El suministro de agua está fluyendo por el
grifo, pero poco o casi nada está saliendo en el otro extremo de la
manguera. La provisión siempre presente
de las bendiciones de Dios para ti, es como si el agua fluyera libremente desde
el grifo. Pero tú no ves las bendiciones
cuando permites que tu corazón sea tomado por la preocupación y el miedo.
Así que, cuando
pensamientos de temor o ansiedad vengan a ti,
recuerda las palabras de Jesús: “No se
turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Incluso cuando las cosas parezcan empeorar,
di: “Señor, me niego a preocuparme por
esto. En medio de todo esto, yo veo la
obra terminada de Cristo. Él dijo: “¡Consumado es!” Así que, la sanidad de mi hijo ha
sucedido. Mi matrimonio es
bendecido. Mis deudas se han
limpiado. Yo no voy a dejar que mi
corazón se turbe por estas cosas.”
Amado, yo no puedo “evitar”
por ti. Tu familia y amigos no pueden
“evitar” por ti. Sólo tú puedes “Evitar que se turbe tu corazón.” Así que, guarda
tu corazón de ser perturbado. Tú no
tienes que guardar tu carrera, tu reputación, tus hijos o incluso tu
salud. ¡Cuando tú guardas tu corazón, Dios guardará todo lo demás por ti!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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