Porque conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros se hizo pobre,
para que vosotros por medio de Su pobreza llegarais a ser ricos.
2 Corintios 8:9
Cuando pensamos en Dios, pensamos en el más poderoso y más rico
ser en todo el universo. ¿Pero sabías
que nuestro Señor Jesús en realidad nació en una familia pobre? Sabemos esto por la ofrenda que Su madre María trajo al templo después del
nacimiento de Jesús, de acuerdo con la Ley para la purificación. (Lucas
2:22-24) Ella trajo un par de tórtolas o
pichones, que era el único tipo de ofrenda que los pobres podían permitirse.
(Levítico 12:2, 8)
Pero con Jesús en sus
vidas, María y su esposo José no
permanecieron pobres. Los sabios
vinieron a Jesús con tesoros —“Y entrando
en la casa, vieron al Niño con Su madre María, y postrándose le adoraron; y
abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.”
(Mateo 2:11)
La presencia de Jesús trajo oro, incienso y mirra
—dos de las especias más caras— a Su familia. Los sabios
tienen que haber venido con toda una comitiva porque la Biblia registra cómo
toda Jerusalén estaba temerosa cuando los sabios vinieron a la ciudad. (Mateo
2:3) ¿Puedes imaginar la cantidad de
oro, incienso y mirra que acompañaba a esa comitiva y que fue dada a los padres
de Jesús?
Mi amigo, desde el momento en que tú naciste de
nuevo, tienes a Jesús en tu vida. Y
si lo tienes a Él en tu vida, ¡prepárate
para encontrarte con Su provisión abundante en tu camino! Pero no vayas tras las bendiciones, ve tras Jesús —Él es el poder para hacer
las riquezas. (Deuteronomio 8:18) La presencia del Hijo del Dios vivo en tu
vida atrae las cosas buenas. A causa
de Su gracia para con nosotros, Jesús,
siendo rico, se hizo pobre en la cruz por amor a nosotros, para que “nosotros por medio de Su pobreza llegáramos
a ser ricos.”
Amado, cuando tienes a
Jesús en tu vida y cuando sabes que Él
pagó el precio para que tú tengas abundancia, tú puedes declarar con
confianza: “Jesús se hizo pobre en la
cruz por mí, para que por Su pobreza, yo llegue a ser rico en ¡todas las
cosas!”
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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