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miércoles, 8 de mayo de 2019

Adora Con Las Palabras De David


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Mas Tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé al Señor, y Él me respondió desde Su santo monte.  (Salmos 3:3–4)
Cuando atravesamos un momento difícil o nos enfrentamos a una pesada carga de estrés, ansiedad, temor o condenación, es extremadamente difícil cambiar el paradigma de la ocupación en mí mismo a la ocupación en Cristo.  Pero, ¿cómo hacerlo?
Para responder a esta pregunta, permíteme mostrarte cómo David se animaba a sí mismo en el Señor siempre que tuvo temor, ansiedad o depresión.  Aprendamos de alguien a quien Dios describe como “un hombre conforme a Mi corazón”. (Hechos 13:22)  La Palabra de Dios nos revela que siempre que David estaba en problemas, él adoraba al Señor con hermosos salmos, himnos y alabanzas.  En vez de estar revolcándose en su derrota y andar a tropezando en la oscuridad, David dirigió sus ojos al cielo y elevó su voz al Rey de reyes.
En sus últimos años, cuando Absalón, su propio hijo, lo traicionó y trató de usurpar el trono, David pudo haber elegido tomar represalias enviando a sus leales tropas contra Absalón.  Sin embargo, no tuvo el corazón para luchar contra su amado hijo.  En cambio, David huyó de Absalón con lágrimas en sus ojos y el corazón roto.  Solo imagina cuán abrumado debió sentirse David.
Pero en vez de sentirse aplastado por las terriblemente dolorosas circunstancias que lo rodeaban, David volvió sus ojos al Señor y lo adoró con estas palabras eternas, mientras ascendía al Monte de los Olivos: “Mas Tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé al Señor, y Él me respondió desde Su santo monte”. (Sal. 3:3-4)
¿No es maravilloso saber que cuando clamamos a Dios en adoración, Él nos escucha?  Así como David adoró al Señor, Dios cambió sus circunstancias para su bien.  Dios permitió que una persona en el campamento de Absalón le diera consejos equivocados y como resultado, el golpe de Estado de Absalón fracasó. 
Te estoy diciendo que no importa cuál sea tu problema hoy, aprende a adorar a Jesús en tu valle de problemas y alaba Su hermoso nombre.  Míralo a Él como tu escudo.  Míralo como tu gloria y el que levanta tu cabeza.  Sé consumido con Jesús y Él cambiará las circunstancias que te rodean para tu bien.  Permite que tu corazón encuentre descanso y paz en la seguridad de Su amor. 
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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