Medita En
Hijos Míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor
es El que está en vosotros que el que está en el mundo. (1 Juan 4:4)
Cualquier deporte de equipos
que sigas, sabes que la defensa es vital. Una buena estrategia defensiva te mantiene en
la contienda, pero la defensa sola no gana los campeonatos.
La Oración de Protección
en el Salmo 91 tiene muchos elementos defensivos. Habla sobre morar en el lugar secreto del
Altísimo, permanecer bajo la sombra del Todopoderoso y tomar al Señor como
nuestro refugio y fortaleza. Habla
también de que estamos cubiertos debajo de Sus alas y protegidos por un ejército
de ángeles. Esta es la defensiva y hemos
estudiado juntos al respecto, así que ahora los invito a prepararnos para jugar
la ofensiva.
Ciertamente, hay
momentos y estaciones en los que lo mejor que se puede hacer es buscar estar
cubiertos y permitirnos a nosotros mismos ser protegidos. El Señor es nuestro lugar seguro, nuestro
escondite y nuestra fortaleza impenetrable, y me encanta que nosotros podemos
refugiarnos en Él. Pero la Oración de Protección
también declara esto en el versículo 13: “Sobre
el león y la cobra pisarás; hollarás al cachorro del león y a la
serpiente.”
Esto es tomar una
posición ofensiva. Esto tiene que ver
con atacar. ¡Esto es tomar autoridad!
En el Evangelio de
Lucas, vemos a nuestro Señor Jesús enviando a setenta discípulos contra el
reino de las tinieblas, “como corderos en
medio de lobos”. (Lucas 10:3) ¿Alguna vez has visto a un cordero dominar a un lobo? Por supuesto no. Verás, esta autoridad de la que estamos
hablando no es una autoridad natural. Como el cordero, tú y yo no tenemos poder por nosotros
mismos. Esta es una autoridad sobrenatural que proviene de nuestro Señor Jesucristo, así
como la fuerza que le permitió a Sansón despedazar al león joven, fue una
fuerza sobrenatural.
Los retratos de Sansón
que he visto pintan a un hombre enorme y musculoso. Yo creo que él podría haber sido pequeño y
escuálido, pero dotado de poder y fuerza
sobrenaturales de parte de Dios. Naturalmente
hablando, que Sansón se enfrentara al león con sus propias manos era como un
cordero enfrentándose con un lobo feroz. Sin embargo, nosotros sabemos que El que está en nosotros es más grande
que cualquier depredador que está en el mundo. ¡Amén!
Amigo, en Cristo, tú eres mucho más fuerte de
lo que crees ser. Puede ser que no lo
veas, ni lo sientas, pero Dios siempre usa lo débil de este mundo para avergonzar
a los sabios y lo que es fuerte. (Ver 1 Cor. 1:27) Recuerda, la carrera no es siempre de los
rápidos, ni la batalla de los fuertes. Es el Señor quien finalmente determina
quién saldrá victorioso. ¡Y ya que el
Señor está de tu lado, quien puede estar en tu contra! (Ver Rom. 8:31)
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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