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domingo, 17 de enero de 2021

Deseando Intimidad Espiritual

 Medita Y Cree Correctamente

El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.  Salmos 91:1

El “abrigo del Altísimo” habla de un lugar en Cristo, pero también habla de intimidad.  Estar “a la sombra del Omnipotente” es estar cerca de Él.  Hay veces cuando viajo a Israel con mis pastores que el sol es abrasador.  Cuando estamos al aire libre, ya sea en el Monte de las Bienaventuranzas o en Capernaúm, siempre esperamos estar bajo la sombra de un árbol.  La diferencia en la temperatura cuando estamos bajo el abrigo protector de un árbol es como la noche y el día.  Al aire libre, no duraríamos mucho bajo el calor abrasador de
l sol.  Pero bajo la sombra de un árbol, podemos sentarnos durante horas, disfrutando de un momento refrescante mientras discutimos la Palabra de Dios.

Amado, estar a la sombra del Omnipotente habla de cercanía, intimidad y protección.  Habla de un lugar refrescante de calma y descanso.  Cuando el Salmo 91 habla sobre habitar “al abrigo” del Altísimo, ese lugar de abrigo no es un lugar geográfico, sino de intimidad espiritual con nuestro Señor Jesús.  De la misma manera, la oración de protección no es un encantamiento o algún tipo de canto mágico que te otorgue protección.  Eres tú, valorando tu posición en Cristo y tu relación cercana con Él, y encontrándote con Él en ese lugar secreto.

Durante más de una década, he estado enseñando a mi iglesia a declarar el Salmo 91 sobre ellos mismos y sobre sus seres queridos, y a ser conscientes de la estrecha relación que como creyentes tenemos con nuestro Señor Jesús.  Hace algunos años, recibí un testimonio de protección divina de un hombre de negocios que asistía a nuestra iglesia.  Él había estado en un viaje de negocios y se alojaba en el Hotel Marriott en Yakarta, Indonesia.  Mientras estaba en el vestíbulo del hotel, una bomba detonó justo afuera y atravesó el vestíbulo.  La explosión fue tan poderosa que él vio un cuerpo que pasó volando a su lado.  Después de que el polvo se asentó, él se dio cuenta de que, aunque su camisa estaba salpicada de sangre y había escombros esparcidos a su alrededor, él estaba completamente ileso.  Sorprendentemente, él se había parado detrás de un pilar en el preciso momento en que la bomba estalló, y ese pilar lo había protegido del impacto directo de la explosión.

Solo piensa en lo que podría haber pasado si este hombre no hubiera llegado a ese pilar en el preciso segundo en el que la bomba estalló.  ¡Toda la alabanza y la gloria sean a nuestro Señor Jesús que vela por los Suyos!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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