Medita Y Cree Correctamente
Dios es un Dios de perdón.
Él te conoce perfectamente y así, te ama
perfectamente. Nosotros somos esclavos
de la idea de que si alguien ve nuestros defectos, ya no nos amará más. Bueno, aunque eso puede ser cierto en las
relaciones humanas, Dios no es así.
Dios ve todas nuestras imperfecciones, fallas
y defectos puestas sobre Jesús en la cruz. Nuestros pecados y nuestra fealdad no lo
apagan. De hecho, para Él son ocasiones
para demostrar Su gracia y Su perdón por medio de la sangre de Su Hijo, quien quitó
todos nuestros pecados de manera eficaz, en el Calvario.
Así que no te avergüences de tus defectos,
errores e imperfecciones. Dios conoce
tus debilidades mejor que tú, y Él de igual manera te ama. Su Palabra nos recuerda que Jesús no es
alguien “que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades.” En cambio,
Jesús fue tentado en todas las cosas y aun así, Él no tuvo pecado. (Heb. 4:15) Él comprende cada tentación y cada prueba por
la que tú estás pasando. Él no está
decepcionado de ti y no está esperando que tú cumplas con una serie de cosas
que debes y no debes hacer, antes de perdonarte y amarte. La Biblia dice: “Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora
justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él.”
(Rom. 5:8–9)
¿Lo entendiste? ¿Cuándo te amó Dios?
Así es, cuando tú aún eras un pecador. Antes de que lo conocieras a Él, cuando
todavía estabas en pecado, Él ya te amaba. ¡Cuánto más hoy que tú ya has sido limpiado
por la sangre de Jesús y has sido hecho justo! Habiendo recibido la justicia de Jesús, tú eres
justo para siempre. Incluso cuando caes
en pecado, tus pecados no te convierten nuevamente en un pecador.
Hoy, aunque no logres un desempeño perfecto,
tú aún eres la justicia de Dios. Esto se
debe a que tu justicia proviene de Jesús. De la misma manera que una hermosa mariposa no
puede volver a convertirse en una oruga, una vez que la sangre de Jesús te ha
hecho justo, tú no puedes volver a convertirte en un pecador. ¡Conocer tu identidad de justicia en Él te da el
poder para vencer cada pecado, cada adicción y cada mal hábito!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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