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jueves, 28 de enero de 2021

Protegido De Todas Las Armas Del Enemigo

Medita Y Cree Correctamente

Con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro; escudo y adarga es Su verdad.  Salmos 91:4

El Salmo 91:4 comienza diciendo “Con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro” y termina con esta declaración: “Escudo y adarga es Su verdad.”  ¿Qué son el escudo y la adarga?  La adarga se refiere a un pequeño escudo redondo que se usa para peleas de contacto cercano.  El escudo es mucho más grande, este se puede clavar en el suelo y esconderte detrás de él cuando te lanzan flechas, lanzas o rocas en un ataque más grande.  Así que, ya sea que se trate de un ataque pequeño o de un ataque grande, ¡Su verdad —tu escudo y tu adarga— te cubre completamente!

En Efesios 6:16, se nos dice que, sobre todas las cosas, tomemos el escudo de la fe para apagar todos los dardos de fuego del maligno.  ¿Por qué?  Porque el escudo de la fe te cubrirá por todas partes.  ¡Amén!  Es por eso que el diablo está detrás de tu escudo de fe —él quiere hacerte dudar de la Palabra de Dios, la cual es Su verdad.  Y una vez que tú tomes el escudo de la fe, sus ataques no podrán prosperar.  ¡Así que levanta tu escudo!

Querido lector, mientras tú escuchas mensajes acerca la obra terminada de Jesús y tu fe está construyéndose, tu escudo también está construyéndose.  Incluso si eres hallado en el lugar equivocado en el momento equivocado, el Señor puede protegerte cuando Su escudo de fe te rodea y tú estás ubicado bajo la sombra de Sus alas.

Uno de los miembros de nuestra iglesia conducía por la autopista con su familia y resultó detrás de una camioneta que tenía un colchón tamaño queen atado al techo.  De repente, las cuerdas que aseguraban el colchón a la camioneta se rompieron y el colchón se precipitó hacia su vehículo.  Él y su esposa se prepararon para el impacto, esperando que el gran colchón chocara contra su parabrisas, ya que no había forma de que pudieran esquivarlo a tiempo.

Milagrosamente, el colchón de alguna manera golpeó la carretera justo en frente de su carro, rebotó hacia un lado y golpeó a otro carro, no al de ellos.  Afortunadamente, el conductor del otro carro pudo frenar a tiempo y no causó un accidente.  Para el miembro de nuestra iglesia, ¡fue como si un campo de fuerza —o un escudo invisible— hubiera protegido a toda su familia!  ¿Te imaginas lo que podría haber pasado si ese gran colchón se hubiera estrellado contra el parabrisas de su automóvil, que transportaba a su esposa a su lado y a sus hijos pequeños en el asiento trasero?  Demos gracias al Señor, porque Él es tan bueno y Sus tiernas misericordias perduran para siempre.  Ciertamente, Él te cubrirá con Sus plumas, y debajo de Sus alas hallarás refugio.

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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