Y el ángel dijo: No extiendas tu mano
contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que
no me has rehusado tu hijo, tu único.
Génesis
22:12
La historia de Abraham
sacrificando a Isaac es realmente acerca de Dios sacrificando a Su Hijo, Su único Hijo, a quien Él ama. Dios
entregó a Jesús en el Monte Calvario que está en la misma cordillera. Así que,
cuando usted lea acerca de Isaac subiendo la montaña con la madera en la
espalda, vea a Jesús subiendo al
Monte Calvario con la cruz en Su espalda.
Isaac dijo esto a su
padre: “Aquí están el fuego y la leña,
pero ¿dónde está el cordero para el
holocausto?” Y Abraham respondió: “Dios proveerá para sí el
cordero para el holocausto, hijo mío.” (Génesis 22: 7-8) Y Dios de hecho proveyó un carnero para
el sacrificio. Una vez más, esta es una imagen de Jesucristo, el Cordero que fue provisto por Dios para quitar el pecado
del mundo. En lugar de nosotros morir por nuestros pecados, ¡Jesús murió en nuestro lugar!
Ahora, mira lo que el
Ángel del Señor le dijo a Abraham cuando él estaba a punto de sacrificar a
Isaac: “... no lastimes al muchacho de
ninguna manera, porque yo sé que Dios es
el primero en tu vida –no me rehusaste incluso a tu hijo amado.” ¿Cómo
le demostró Abraham a Dios que Él era el primero, que amaba a Dios más que a
cualquier otra cosa? Él no retuvo de Dios a su amado hijo
único.
De la misma manera,
cuando tú ves la cruz hoy y ves a Jesús
sangrando y muriendo allí, tú puedes decirle a Dios: “Ahora sé que Tú me amas, porque no me has rehusado a Tu Hijo, Tu único
hijo.” La cruz demuestra Su
amor por ti. ¡Vive la vida sabiendo lo mucho que Dios te ama, ya que Él voluntariamente
dio a Jesús por ti!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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