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domingo, 18 de julio de 2021

Fe Inconsciente

 Inspiración De Gracia


Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.  Gálatas 5:6

Yo creo con todo mi corazón que a medida que tú te pones bajo la gracia y eres liberado de las obras de la ley, la fe ya no es más una lucha o una barrera porque tú estás caminando con fe inconsciente.  Ya no te estás preguntando todo el tiempo: “¿Tengo suficiente fe?”  Ahora ves a Jesús en Su gracia y la fe brota desde tu interior.

Es así de simple.  Todo lo que recibes de Dios, lo recibes por la fe en Su gracia.

Nosotros caminamos por fe.  Peleamos la buena batalla de la fe.  ¡Somos salvos por la fe, sanados por la fe y justificados por la fe!  La vida cristiana es una vida de fe en la gracia de Dios.  Cuanto más recibimos de Su gracia, más fe brota.

Nuestro problema en el pasado era que depositábamos nuestra fe en nuestra propia fe y eso no funcionó.  Nosotros debemos poner nuestra fe en la gracia y el amor de Dios, porque la escritura de hoy dice que la fe obra por el amor.  Esto no se refiere a nuestro propio amor, sino a Su amor por nosotros.

Fe no es tratar de hacer que algo que no existe suceda.  Fe es sacar del reino espiritual lo que ya está allí, lo que ya es verdadero para ti.

Tú no estás confesando que eres justo con el fin de llegar a ser justo.  ¡Tú confiesas que eres justo porque ya eres justo!

Y cuando tú lo confiesas, te vuelves consciente de ello.  Tú lo sientes y esto se vuelve poderoso y real en tu vida.  Esto no es tener fe en la fe.  Esto es tener fe en la bondad de Dios, en Su gracia.

Permíteme compartir contigo un testimonio maravilloso que mi ministerio recibió de Mayra de Georgia.  Este describe cómo el simple hecho de ver la gracia de Dios trae fe inconsciente, descanso en vez de lucha... y rompimientos asombrosos sin ningún esfuerzo propio:

Yo solía ​​ser tan dolorosamente tímida hasta el punto en que mi mente se congelaba.  Me sentía abrumada por sentimientos de una vergüenza tan intensa que todo el cuerpo me dolía.  Para evitar esos sentimientos, aprendí a evitar ciertas situaciones o a apegarme a ciertas personas que podían ayudarme a superar esos momentos difíciles.

Hasta mis cuarenta y dos, yo pensé que no había nada que pudiera hacer respecto a mi condición.  Luego, aprendí que no tenía por qué quedarme atrapada de esa manera porque eso no era parte del plan de Dios para mí.

Comencé a estudiar la Palabra e hice todo lo que sabía, y confié en Dios por mi  restauración completa.  Durante los siguientes catorce años, hice algunos progresos, pero me sentí frustrada y me culpé a mí misma porque no sabía qué más hacer.

Cuando tenía cincuenta y seis años, descubrí el evangelio de la gracia cuando comencé a ver las transmisiones del pastor Prince con regularidad.  Yo comencé a concentrarme en Jesús y Su obra terminada en la cruz.  Mientras hacía esto, el Espíritu Santo comenzó a transformarme.

Recientemente, cuando mi esposo y yo visitamos una nueva iglesia, el pastor pidió a todos los visitantes que se pusieran de pie para darnos la bienvenida.  Nosotros nos paramos y saludamos a quienes estaban a nuestro alrededor.

No fue hasta que nos sentamos que me di cuenta que me estaba sintiendo perfectamente bien durante todo ese tiempo.  No me importó estar de pie con todas las miradas puestas sobre nosotros —no me avergonzaba ser el centro de atención y me sentía cómoda siendo bienvenida y saludando a quienes estaban sentados cerca de nosotros.

También me di cuenta de que no me daba miedo la idea de ir a una nueva iglesia o conocer gente nueva.  No pasé tiempo orando y preparándome para la situación, ni le pedí a mi esposo que se mantuviera cerca y me ayudara en los momentos incómodos, como lo hice en el pasado.  ¡Toda la experiencia sucedió sin esa dolorosa timidez!

¡Me di cuenta que me estoy volviendo más estable y segura, y estoy siendo transformada a la imagen de Jesús cada vez más, sin ninguna lucha ni frustración!  ¡Aleluya!  ¡Los caminos de Dios son mucho más altos que nuestros caminos!

Amigo, quiero repetir esta poderosa verdad: cuando tú veas Su gracia, Dios verá tu fe.  ¡Para Mayra, la fe para su restauración completa ya no fue una lucha llena de frustración cuando ella vio a Jesús y Su obra terminada!

Lo mismo es verdadero para ti.  ¡La fe brotará inconscientemente y tú caminarás hoy con verdadera victoria sobre cada área de derrota en tu vida!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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