Inspiración De Gracia
Ciertamente
Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros
le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por
nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por
nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados. Isaías 53:4-5
Una de las enseñanzas más malvadas
que he escuchado es que Dios va a castigar a quienes son Suyos con
enfermedades, accidentes y tragedias.
Cuando yo era un adolescente, uno de los líderes juveniles
de mi iglesia anterior estuvo involucrado en un horrible accidente que casi lo
mata. Un líder de la iglesia, nos reunió
a algunos de los jóvenes para ir a visitar a ese líder de jóvenes y comenzó a
lamentarse: “¿Por qué le pasó esto? ¿Qué
hizo él para que Dios lo castigara de esta manera?”
¿Puedes imaginarte cómo me sentí cuando me “di cuenta” de
que Dios estaba detrás de ese accidente? Honestamente, me asustó muchísimo pensar que
Dios castigaría a un creyente usando un método tan severo.
Recuerdo haber orado: “Dios, por favor, nunca me castigues
de esta manera. Sea lo que sea, por
favor, dímelo, ¿de acuerdo? ¡Yo te
escucharé, lo prometo!” Yo no quería
acercarme a Él porque le tenía miedo, temía que si cometía un error, Él no
dudaría en castigarme con un accidente que podría dejarme lisiado de por vida o
¡incluso muerto!
¿Sabes que esta enseñanza errónea realmente se basa en el
antiguo pacto y no en el nuevo pacto? En
Levítico 26:28, Dios les dice a aquellos que no obedecen Sus mandamientos: “Los castigaré siete veces por sus pecados”.
¿Pero sabes qué? Tú
ya no estás bajo el pacto de la ley. ¡Tú
estás bajo el pacto de la gracia! Jesús verdaderamente cargó ya con toda tu
penalización y castigo en la cruz. Léelo
tú mismo en las Escrituras de hoy, luego vuelve a leerlo y vuelve a leerlo una
vez más.
El profeta Isaías tuvo una visión profética de nuestro
Señor Jesús en la cruz, soportando el castigo por nuestras transgresiones. Él declaró que el castigo que nosotros merecíamos
vino sobre Jesús para que tú y yo nunca tengamos que pasar por lo que Él
soportó a nombre nuestro. Y por los
azotes que le infligieron mientras Él llevaba nuestro castigo, ¡nosotros hemos
sido sanados! ¡Aleluya!
Así que, ¿cómo puede alguien tener la audacia de decir que
Dios aún va a castigarnos con enfermedades, dolencias y accidentes hoy? ¡Decir esto es negar la obra terminada de
Jesucristo! ¡Bajo el nuevo pacto, Dios
nunca más castigará al creyente por sus pecados!
Cualquiera que sea la condición que tienes hoy, ¡ésta no vino
del Señor! Mira a Jesús en la cruz. Míralo golpeado y azotado por ti, y recibe sanidad y plenitud de Él. Él ha pagado el precio completo por tu sanidad.
¡Por Sus llagas tú has sido sanado!
Viendo a través de los ojos de la fe,
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