Inspiración De Gracia
Entonces
en su angustia clamaron al Señor y
Él los salvó de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de
muerte y rompió sus ataduras. Salmos
107:13-14
Dado que la gracia es la persona que
fue clavada en la cruz para nuestra redención, la gracia imparte esperanza a
los desesperados y ayuda a los desamparados. Cuando tú estás agotado, derribado, aplastado,
exhausto y a punto de rendirte, la gracia es la mano que te saca del pozo
fangoso de la derrota. La gracia es la
provisión que inunda cada grieta de necesidad.
Dean de Maryland me escribió para compartir cómo su vida
fue transformada por esta verdad. En una
carta de doce páginas, él describió su batalla de toda la vida con sentimientos
de rechazo, abandono, insuficiencia, miedo y pensamientos suicidas que lo
llevaron a la adicción a la bebida y las drogas. En las garras de las metanfetaminas durante
nueve años, él perdió el control mientras entraba y salía de la prisión.
El cambio en la vida de Dean sucedió cuando él comenzó a
escuchar acerca de la gracia de Dios. Él
dijo: “Querido pastor Prince, me emociona mucho compartir con usted el cambio
radical que ha ocurrido en mi vida en el último año.”
“He estado viendo su programa de televisión durante un
tiempo y he leído Destinado Para Reinar,
Favor Inmerecido y El Poder De Creer
Correctamente. Estas son mil páginas
con un mensaje —gracia. No sé cómo me lo
perdí todos estos años. Sus enseñanzas sobre
la gracia y la verdad han sido tan revolucionarias para mí, y quiero agradecérselo
personalmente”.
En pocas palabras, la revolución en su vida comenzó con
una revelación de la gloriosa gracia de Dios. Dean dijo:
Yo comencé a ver en las Escrituras la sencillez del evangelio de
Cristo y la revelación de la gracia de Dios comenzó a transformarme de adentro
hacia afuera. Me arrepentí, cambiando mi
forma de pensar, y eso comenzó a cambiar lo que había estado creyendo. Mis emociones y comportamiento empezaron a
cambiar sin esfuerzo.
Yo no tuve que intentar sentirme bien o actuar bien; solo lo
hice, y todavía lo hago. Y aunque
todavía tengo mis momentos, estos son cada vez menos y más esporádicos.
Me di cuenta de que todo lo que tenía que hacer era enfocarme en
la obra terminada de Jesús en la cruz, y mantener mis ojos y mis oídos abiertos
a Su evangelio, las buenas nuevas de la gracia. Y estaba viendo cosas que nunca antes había
visto en la Palabra y comprendía lo que significa la gracia, y cómo esta verdad
nos hace libres. Comencé a darme cuenta
de que la gracia es un favor inmerecido y que no había nada que yo pudiera
hacer para ganar o volver a ganar este favor inmerecido en mi vida,
independientemente de mis pecados o mis esfuerzos por hacer bien las cosas. Comencé a darme cuenta de que soy altamente
favorecido y aceptado en la amada familia de mi Señor.
Cuando era niño, yo creía en Jesús como mi Salvador. Conocía muchas de las historias de la Biblia. Yo fui a la iglesia. Pero viví una vida con una mentalidad de
esclavo y huérfano durante más de treinta años, porque no podía simplemente comprender
o creer toda la verdad de la gracia de Dios —esta gracia, que es el poder de
Dios para salvación, esta gracia, que es la luz que brilla en la oscuridad.
Yo podía aceptar que era Su hijo para siempre y que iría al
cielo, pero debido a mis repetidas faltas, yo creía que nunca tendría amor, favor y aceptación en esta vida. Yo creí que tenía que sufrir por mis errores. Finalmente, yo creí que tenía que cargar mis faltas
hasta el cielo, resultando en tanto dolor y daño que casi me aplasta hasta la
muerte.
Mientras escribo esto, yo he sido liberado del abuso de alcohol
y drogas durante más de dos años y he sido liberado de la dependencia de los
medicamentos durante más de un año. La
mayor parte de mi vida, odié irme a la cama porque daba vueltas y vueltas atormentado,
pensando en todas mis faltas y debilidades. Yo odiaba despertarme porque sabía que todo empezaría
de nuevo.
En el último año, todo eso ha cambiado. Me acuesto sin pensar en mi pasado. No puedo esperar a despertarme cada mañana,
esperando más de Su gracia. La culpa, la
vergüenza, el aplastante peso de la condenación y la incesante depresión a
causa del miedo, el fracaso y el castigo han desaparecido como la oscuridad ante
la luz del sol naciente.
Amigo, quiero animarte a creer que tú también puedes
experimentar la libertad que Jesús da. Dean experimentó la victoria sobre la derrota
en su vida y tú también puedes
hacerlo. Independientemente de lo que te
esté deprimiendo, ya sean episodios frecuentes de depresión, dudas, miedo o un
hábito destructivo, hay una persona que tiene el poder para cambiar todo para
tu bien y romper todas las ataduras. Su
nombre es Jesús.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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