Inspiración De Gracia
Por consiguiente, no hay ahora
condenación para los que están en Cristo Jesús. Romanos
8:1
Las personas que creen erróneamente
que Dios es duro con ellos a causa de que han fallado, inevitablemente serán
duros con las personas que los rodean, y sobre todo, terminarán siendo muy
duros consigo mismos. Ellos no pueden perdonarse a sí mismos por los
errores que han cometido en el pasado y lo sepan o no, terminan castigándose a
sí mismos.
Es un círculo vicioso de derrota. Cuanto menos
pueden perdonarse ellos a sí mismos, más se lastiman con todo tipo de
comportamientos y más caen esclavos de diferentes adicciones
destructivas. Esto los lleva a sentirse aún más culpables, lo que a
su vez los impulsa a castigarse a sí mismos aún más —y el ciclo continúa.
Creo que la causa fundamental de muchos hábitos
pecaminosos, temores y adicciones puede ser rastreada hasta la
condenación. Quiero hablarte hoy acerca de perseguir la condenación
como la raíz, para ayudarte a recibir el perdón de Dios en esas áreas, a fin de
que puedas romper tu ciclo de derrota y entrar en un nuevo ciclo de victoria.
¿Estás viviendo hoy con alguna culpa y condenación no
resueltas? Tengo excelentes noticias para ti. Cuando tú
te das cuenta de que el corazón de Dios no está en la condenación sino en el
perdón, ¡tu vida entera es completamente transformada para Su
gloria! Personalmente he sido testigo de muchas vidas transformadas
cuando las personas simplemente dan un pequeño paso de fe para creer en Su gracia y recibir Su perdón
en sus vidas.
En lugar de castigarse a sí mismos por sus errores y
descalificarse a sí mismos, estas personas comenzaron a corregir sus creencias
y a recibir el perdón de Dios al ver a Jesús asumiendo su
castigo. Ellos comenzaron a ver que su Salvador los calificaba para
recibir todas las bendiciones de Dios para sus matrimonios, sus familias y sus
carreras.
En este momento, quiero animarte a que liberes ante el
Señor la culpa y la condenación que has acumulado por cualquier falta que hayas
cometido a lo largo de los años. ¿Harías esta oración conmigo?
“Señor Jesús, ya no quiero vivir bajo la culpa y la condenación. Hoy,
yo suelto todas mis faltas, mis pecados y mis equivocaciones en Tus amorosas
manos. Y ahora mismo, recibo Tu perdón en mi
corazón. Gracias por Tu preciosa sangre que me lava más blanco que
la nieve. Ahora mismo yo me posiciono firme en Tu justicia, Tu favor,
Tu gozo y Tu paz. ¡Amén!”
Esta es una oración simple pero poderosa. Te
animo a hacerla cada vez que falles y experimentes culpa y condenación en tu
corazón.
Deje de castigarse a ti mismo —tu respuesta se halla en la
cruz de Jesús. Yo te aseguro que cuando busques a Jesús cada vez que
falles, y recuerdes cuán perdonado y justificado eres en Cristo, comenzarás a
vivir como la persona perdonada y justa que Jesús hizo de ti.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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