recibe pequeños mensajes de gracia todos los días

miércoles, 16 de marzo de 2022

“¡Abba, Padre!”

 Inspiración De Gracia


Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu Mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.  Romanos 8:15-16

Me encanta cuando estoy en Israel y escucho a los niños corriendo en las áreas de juegos, gritando: “¡Abba! ¡Abba!”, y saltando a los abrazos de sus papás.  Para los judíos, Abba es la forma más íntima en la que pueden dirigirse a su padre.

Es una hermosa imagen de la verdad de que a través de Jesús, tú has recibido el Espíritu de adopción por el cual clamas “Abba, Padre”.  ¿Notaste que el Espíritu Santo se negó a traducir la palabra aramea original “Abba” al español?

En los brazos de Abba, un niño está más seguro, más protegido y más amado.  Ningún enemigo puede arrancar a un niño de los fuertes brazos de su Abba.

Esa es la imagen que Dios quiere que tengamos cuando oramos a Él y le llamamos “Abba”.  Por supuesto, puedes llamarlo “Papi” o “Papá”, o cualquier término que te ayude a ver a Dios como un Padre afectuoso, amoroso y protector.

A menos que puedas verlo como tu Abba Padre, continuarás teniendo un “espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor” (Rom. 8:15), refiriéndose al temor de Dios del Antiguo Testamento.  Es un temor sumiso al juicio y al castigo, que lleva a la esclavitud y te hace tener miedo de Dios.

Pero Dios no quiere que tengas miedo de Él.  ¡Él quiere que tú tengas un espíritu de adopción!  Demasiados creyentes están viviendo con un espíritu de orfandad de padre.  Si tú estás enredado hoy en toda clase de temores, culpas y preocupaciones, ¡lo que necesitas es una buena dosis celestial del amor del Padre por ti!

Algo asombroso sucede en tu espíritu cuando tú ves a Dios como tu Padre.  Si mi hija Jessica tiene una pesadilla, todo lo que tiene que hacer es gritar: “¡Papá!” ¡y papá está ahí!

Jessica no tiene que dirigirse a mí: “¡Oh Padre que vives y habitas en la habitación de al lado, te ruego que vengas a mí en este momento de peligro, para que puedas rescatarme de esta pesadilla!”  Todo lo que ella tiene que hacer es gritar: “¡Papá!” y yo estoy ahí.

De manera similar, en tus momentos de debilidad tú no tienes que acercarte a Dios con oraciones perfectas.  Solo grita: “¡Papá!” ¡y tu Padre celestial correrá hacia ti!

No te estás presentando ante un juez.  Tú estás presentándote ante tu Padre, tu Papá Dios, que te abraza y te ama tal como eres.

Toma el tiempo hoy para acercarte a tu Abba Padre.  Cree hoy que Él te ama incondicionalmente.  Míralo dándote la bienvenida con una sonrisa en Su rostro y con los brazos abiertos.  Corre a Su abrazo, disfruta de Su perfecto amor por ti y deja que este amor disipe toda preocupación, todo miedo y toda inseguridad.

¡Cuando tú creas y recibas el amor de tu Padre por ti, este pondrá paz y fortaleza inquebrantables en tu corazón!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

No hay comentarios:

Publicar un comentario