Inspiración De Gracia
“Tú vienes a mí con espada,
lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos,
el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.” 1 Samuel 17:45
Para mostrarte lo
que significa participar en la guerra espiritual, permíteme compartir contigo
el precioso viaje realizado por Anna, quien fue parte del equipo de nuestro
ministerio para mi gira Revolución de Gracia. Mientras estaba en
Dallas, Texas, ella pasó por una terrible experiencia.
Ella relató haber
experimentado un entumecimiento en sus piernas que rápidamente progresó hasta
su diafragma. Incapaz de moverse, fue llevada de urgencia a la sala
de emergencias en donde se sometió a una cirugía de emergencia de cinco horas,
por compresión de la médula espinal, causada por múltiples lesiones y
crecimientos tumorales a lo largo de toda su médula espinal. Sin
previo aviso, ella se halló postrada en cama con un cáncer en etapa cuatro que
había hecho metástasis desde el área torácica hasta el cuello y los
huesos. Le fue dada una expectativa de vida de tres años y así es
como ella describió su batalla:
Todo lo que yo, una
oveja asustada, podía hacer era solamente estar muy cerca del Gran
Pastor. Durante mis treinta y tres días de hospitalización, Jesús se
convirtió en mi impenetrable “casa segura”, protegiéndome de los nuevos ataques
del diablo. Solicité que las visitas se redujeran al mínimo,
eligiendo pasar el tiempo con Aquel cuya presencia y palabras eran ahora mi
vida y mi sanidad. Solo escuchar la forma en que los médicos y las
enfermeras hablaban sobre mi cáncer hacía que la vida y la paz en mí se
escaparan —yo sentía que había tocado la muerte.
Pero permanecí en
mi “casa segura”, Jesús. Me alimenté de la Palabra de Dios durante
mis horas despierta y a menudo me quedaba dormida con los sermones del pastor
Prince en mi iPad. Cada vez que tomaba mi medicación contra el
cáncer y después de someterme a cada ronda de radioterapia, yo también tomaba
la Santa Cena. Creo que esa fue la razón por la que no experimenté
ninguno de los efectos secundarios, a excepción de la pérdida temporal del
cabello, durante mis quince ciclos de tratamiento de radioterapia. Yo solamente
continué diariamente pasando tiempo en la Palabra y tomando la Santa Cena.
El cáncer era real,
pero Anna sabía que la verdadera batalla era espiritual. Por
supuesto, ella tenía miedo. Pero ella es una hija de Dios y no iba a
aceptar los ataques del enemigo postrada, ni iba a permitir que él la intimidara. Ella
luchó armada con la espada del Espíritu (Efesios 6:17), sabiendo que su Dios la
estaba respaldando durante todo el camino.
Anna me recuerda
cómo David se negó a acobardarse ante el gigante Goliat, como lo hicieron los
otros soldados de Israel. Él, más bien, se enojó y exigió
saber: “¿Quién es este filisteo incircunciso para desafiar a los
escuadrones del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26) David solo estaba consciente de cuán grande
era su Dios. El enemigo puede venir contra ti con espada, lanza
y jabalina, pero cuando tú vengas a él en el nombre del Señor de los ejércitos,
¡ese Goliat no será rival para tu Dios!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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