Inspiración De Gracia
En Él tenemos
redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las
riquezas de Su gracia. Efesios 1:7
En el momento en
que invitaste a Jesús a tu corazón como tu Señor y Salvador, todos tus pecados
fueron perdonados —tus pecados pasados, tus pecados presentes y tus pecados
futuros. Una vez que naces de nuevo, tú estás en Cristo. Tú no necesitas intentar conseguir
el perdón. Tú tienes el perdón de pecados por medio
de Su sangre y este perdón de pecados que tienes no es conforme a lo que hayas
hecho, sino conforme a las riquezas de la gracia de Dios —¡Su favor inmerecido,
que no hemos ganado y del que no somos dignos!
La Biblia nos dice
que “la paga del pecado es muerte.” (Romanos
6:23) En otras palabras, el castigo por el pecado es la
muerte. Esta también nos dice que “sin derramamiento de
sangre no hay perdón.” (Hebreos 9:22, NVI) Por lo tanto, la
sangre es necesaria para el perdón de los pecados. Es por eso que
incluso bajo el antiguo pacto de la ley, el pecado fue cubierto temporalmente
por la sangre de los animales sacrificados.
La buena noticia
del evangelio es que nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, descendió del cielo
a la tierra y se sacrificó a Sí mismo en la cruz. Su sangre perfecta y sin pecado proporcionó
el perdón de todos nuestros pecados. Tú y yo no podemos pagar
por nuestros propios pecados, así que Él lo hizo por nosotros. Ahora
bien, todo aquel que cree en Él no morirá jamás, sino que recibirá el regalo de
la vida eterna. ¡Aleluya!
Amigo, observa cómo
David describe la bienaventuranza de un hombre cuyos pecados son perdonados:
«Oh, qué alegría
para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les
cubren los pecados. Sí, qué alegría para
aquellos a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta.» —Romanos 4:7-8, NTV
¡Oh, qué alegría y
qué bendición es recibir el perdón de los pecados! Por el contrario,
cuando los creyentes comienzan a cuestionar si ellos son verdaderamente
perdonados, esto los lleva a todo tipo de inseguridades, temores y ataduras
destructivas.
El temor y la
inseguridad no pueden existir en una
relación sana con Dios. En una relación matrimonial, por ejemplo, si
una esposa nunca se siente segura del amor de su esposo por ella, ella nunca
sacará fuerzas de su matrimonio ni encontrará alegría en este. En
lugar de prosperar, ese matrimonio se desintegrará con el tiempo. De
manera similar, nuestro Padre celestial no quiere que nosotros vivamos
atrapados en una inseguridad perpetua debido a que no conseguimos estar seguros
de nuestro perdón.
Hoy, basado en la
Palabra de Dios, alégrate y da gracias a Dios por la bendición de Su perdón,
pagado tan caro y entregado a nosotros de manera gratuita. Deja que
esta verdad del evangelio se ancle en tu corazón y lo fortalezca, que aleje
todo temor y sentimiento de inseguridad.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario