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martes, 13 de noviembre de 2012

Trabaje Sin La Maldición Del Estrés



Medite En

Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Lucas 22:44
Dios le dio a Adán un trabajo antes de que cayera en pecado. Adán tenía que cuidar el jardín del Edén. Así que el hombre estaba destinado a trabajar. El trabajo era parte de su estado bendito. Pero a causa del pecado de Adán, llegó la maldición. Dios le dijo a Adán: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida... Con el sudor de tu rostro comerás el pan ...” (Génesis 3:17-19). Así, para el hombre, trabajar se convirtió estresante. Tenía que dolerle y sudar para comer de la tierra.
Amigo, ¿está usted adolorido y estresado en el trabajo hoy?  ¿Está usted trabajando largas horas, pero no obtiene los resultados deseados?  La buena noticia es que Jesús le ha redimido de la maldición del estrés (tensión).  ¿Cuándo ocurrió eso?  Bueno, eso sucedió cuando el Señor estaba en otro jardín –el huerto de Getsemaní.
La Biblia nos dice que “estando en agonía, Él oraba más intensamente. Entonces era Su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).  La sangre de Jesús tocó el suelo que estaba maldito. Sabemos que Su sangre tiene una cualidad redentora, así que Él nos redimió de la maldición del estrés!
Amado, usted tiene un derecho comprado con sangre para una vida de trabajo que no es estresante, sino llena de la gracia de Dios y sus bendiciones. Así que empiece a confesar el favor de Dios sobre usted y su trabajo. Pídale por favor con sus jefes, colegas y clientes. Pídale sabiduría para hacer bien su trabajo. Crea y véalo a Él llevarle al lugar correcto en el momento correcto y hacerle tener éxito!

Bendiciones,
Joseph Prince

 
Génesis 3:17-19  “17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.


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