Medite En
… el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir...
Marcos 10:45
Dios
quiere hacer maravillas y realizar milagros en su vida. A Él le encanta hacer
el bien a Su pueblo. Le encanta usar Su poder por amor a Su pueblo. Es por eso
que Él quiere que tome y “use” Su bondad. La fe no es más que –y lo digo con
reverencia– ver y usar la bondad de Dios. A Él le gusta ser usado porque Él “no
vino para ser servido, sino para servir”.
Solo
vea cómo Jesús ministró a la gente. Cuando la mujer con el flujo de sangre que usó
Su poder, a Él le complació. Él no quiso retirarse hasta poder hablar con esta
mujer que le había tocado (Marcos 5:25-34). Cuando Él estaba fatigado y cansado
junto al pozo de Jacob, una mujer de Samaria vino a sacar agua, y terminó tomando
de Él –tras Su invitación. Él fue hasta fortalecido y rejuvenecido mientras la
ministraba y le daba el agua de vida (Juan 4:5-34).
Amado,
el amor de Dios está en espera de que usted lo use. Dios quiere ser su pan de
vida. Él quiere ser su agua de vida. El pan y el agua no tienen ningún beneficio para usted
si usted no los consume. Así que aliméntese de Él. Bébalo a Él. Dependa de Él
para todo lo que necesite en la vida. A Él le encanta cuando usted le busca y le
permite realizar maravillas en su vida!
Bendiciones,
Joseph Prince
Joseph Prince
Marcos 5:25-34 “25 Pero una
mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y
había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada
había aprovechado, antes le iba peor, 27 cuando oyó
hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28 Porque
decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 29 Y
en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba
sana de aquel azote. 30 Luego Jesús, conociendo en sí
mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién
ha tocado mis vestidos? 31 Sus discípulos le dijeron:
Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? 32 Pero
él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. 33 Entonces
la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino
y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. 34 Y
él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.
Juan 4:5-34 “5 Vino,
pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a
su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces
Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino
una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues
sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La
mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que
soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió
Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame
de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La
mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde,
pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que
nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y
sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera
que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el
que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que
yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La
mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a
sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven
acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido.
Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque
cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho
con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú
eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte,
y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús
le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que
no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también
el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios
es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que
adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el
Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús
le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 27 En esto
vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin
embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces
la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid,
ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 30 Entonces
salieron de la ciudad, y vinieron a él. 31 Entre tanto,
los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 El
les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 33 Entonces
los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús
les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su
obra”.
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