Y los patriarcas tuvieron envidia de
José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, y lo rescató de
todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey
de Egipto, y éste lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su
casa.
Hechos
7:9-10
Existe una diferencia
significativa entre el favor inmerecido de Dios y el favoritismo. El
favor inmerecido de Dios está basado completamente en los méritos de Jesús, y
nosotros lo recibimos por medio de Su obra terminada en la cruz. Nosotros no hicimos nada para merecer Su favor.
Es completamente
inmerecido. El favoritismo, sin embargo,
apesta a esfuerzo propio. Las personas
que confían en el favoritismo para obtener
promociones, recurren a acciones de doble intención, políticas de
oficina, tácticas de manipulación, traiciones y todo tipo de compromisos, sólo
para conseguir lo que quieren.
Dios
tiene un mayor y mejor camino para ti. A Él le lastima ver a Sus preciosos hijos
arrastrándose como aduladores, solo para salir adelante en la vida. Si una puerta se cierra, ¡que así sea! Cree
con total confianza que Dios tiene un mejor camino para ti. ¡Tú no
tienes que depender del favoritismo para tener éxito cuando tienes el favor inmerecido de Dios!
Así era como operaba José. Él
dependía del Señor para tener éxito.
Cuando la esposa de Potifar buscaba seducirlo para que durmiera con
ella, José se mantuvo firme sobre el
fundamento del favor inmerecido de Dios.
Él no cayó en favoritismo, haciendo lo que la esposa de su jefe
quería.
Amado, como José, conoce y alégrate porque el Señor es la fuente de tus bendiciones y
tu éxito. Tú no tienes que esforzarte para intentar ganar la gracia de las personas
importantes en tu vida. ¡Es la gracia del Señor en ti, la que te
prepara para el reconocimiento, las promociones y los aumentos!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario