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lunes, 6 de enero de 2020

Tú Tienes Justicia De Primera Clase


Inspiración de Gracia
Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.  (2 Corintios 5:21)
Algunos cristianos creen que ellos tienen que trabajar para hacerse más justos.  Y se golpean a sí mismos cuando hacen algo mal.  No se dan cuenta de que al hacer estas cosas, ellos no están buscando la justicia de Dios, sino que están tratando de establecer su propia justicia mediante su conducta correcta, respetuosa de la ley.
La justicia no se trata de mantener una conducta correcta.  Esta es un regalo de Dios para nosotros a través de Jesús.  Y dado que es un regalo, nosotros no podemos ganarlo por nuestra conducta correcta, respetuosa de la ley.  ¡Nosotros solo podemos recibirlo!
¿Cómo recibimos entonces este regalo?  Lo recibimos por medio de la cruz.  Dios hizo a Jesús “que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él”.  Así que, hoy, nosotros somos la justicia de Dios en Cristo.  ¡Nosotros somos tan justos como lo es Jesús!
Pero algunos cristianos piensan que en el cuerpo de Cristo, hay diferentes clases de justicia, como las clases de los asientos en un avión.  Ellos piensan que algunos de nosotros tenemos justicia de clase económica, otros tienen justicia de clase empresarial y unos pocos tienen justicia de primera clase.
¡Esto no tiene sentido!  Cuando Dios nos dio a Jesús, Él se convirtió en nuestra justicia.  Entonces nosotros tenemos Su justicia.  ¡Esto significa que somos 100 por ciento justos ante los ojos de Dios!  ¡Nosotros no podemos sino tener justicia de primera clase!
Tú podrías decir: “Pastor Prince, no entiendo.  ¿Cómo puedo ser justo cuando he obrado mal?”  Piensa en esto: Jesús, quien no conoció pecado, se convirtió en pecado por nosotros.  Jesús no conoció pecado, no cometió pecado y en Él no había pecado.  Pero en la cruz, Él recibió nuestro pecado y se convirtió en pecado por nosotros.
Del mismo modo, nosotros, que éramos pecadores, no conocíamos la justicia, no hacíamos justicia y en nosotros no había justicia.  Pero en la cruz, nosotros recibimos Su justicia y nos convertimos en la justicia de Dios en Cristo Jesús.
En la cruz, el intercambio divino se llevó a cabo.  Jesús tomó nuestro lugar para que nosotros pudiéramos tomar Su lugar.  Él no merecía ser hecho pecado, pero fue hecho pecado en nuestro lugar.  Nosotros no merecíamos ser hechos justos, pero fuimos hechos justos porque recibimos Su justicia.  ¡Que buenas noticias!  ¡Qué gracia tan asombrosa!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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