Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Efesios
2:8
Imagina tener un tío rico que se te
acerca un día y te dice: “Tengo muy buenas noticias para ti. Sé que
necesitas mucho un auto familiar, ¡así que te compré uno muy bonito!” Tu mandíbula se cae con la buena
noticia. Y antes de que puedas darle las gracias, él dice: “Es todo
tuyo... PERO tienes que pagarme cuotas mensuales de $1,000 por el.”
De pronto,
lo que empezó como “una buena noticia” no resulta ser tan buena noticia después
de todo. ¿Por qué? Porque contiene un gran “¡PERO!” El
“regalo” no es genuino porque tiene una condición ligada al mismo.
Lamentablemente,
es así como algunas personas comprenden las
buenas nuevas del evangelio de Jesucristo. Se les ha dicho: “Sí,
tú eres salvo por la gracia de Dios, PERO
de ahora en adelante, tienes que asegurarte de venir a la iglesia, leer tu
Biblia, orar, servir, vestir de forma piadosa, etc... para mantener tu
salvación.” Como el auto, la salvación no es realmente un regalo
gratuito –tienes que merecerla con “cuotas”
de buenas obras.
Amado, las buenas obras son importantes, pero estas no pueden salvarte. Lo único que puede salvarte es la sangre de
Jesús. Y cuando tú pones
tu fe en Jesús y Su obra terminada, tú eres salvo para toda la eternidad, sin condiciones ligadas, ¡porque
la gracia no es gracia si tus obras desempeñan algún papel en ella!
(Romanos 11:6) Es por eso que el
evangelio de la gracia de Dios, ¡es verdaderamente BUENAS NOTICIAS! ¡Y
es el conocer y creer esto, lo que produce frutos
divinos de fe y rectitud en tu vida!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
Romanos
11:6 “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia
ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no
es obra.”
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