Bendito serás en la ciudad, y
bendito serás en el campo.
Deuteronomio 28:3
Puede que hayas escuchado a personas que piensan
que para tener mejor “suerte,” tienen que cambiarse a una nueva casa, trabajar
para cierta compañía o incluso migrar a otro país.
La verdad
es que no es el lugar el que te trae las bendiciones, sino el hecho de que la bendición
de Dios está contigo. Y en tu caso, hijo de Dios, tú ya eres bendecido con toda bendición espiritual en
Cristo Jesús. (Efesios 1:3) Él ha pagado por tus bendiciones con Su
sangre. Así que, ¡la bendición no
está en el lugar, sino en el hombre!
Fue en la ciudad de Jerusalén que Jesús fue azotado, maldecido y escupido. Y fue fuera de la ciudad, en el monte
Calvario, que Él fue traspasado y crucificado. ¡Es
por eso que tú eres bendecido en la ciudad y fuera de ella, en el campo! De
hecho, tú eres bendecido a pesar de tu ubicación.
Quizá trabajes en una empresa no-cristiana y no le agrades
mucho a tu jefe. Incluso, puede que
ocasionalmente él te trate mal. Pero Dios aún puede bendecirte, a pesar de tu
jefe. Tú eres bendecido porque crees en Dios para ser bendecido. No tiene nada que ver con tu jefe o la empresa.
¿Por qué entonces te parece no ver las bendiciones?
Mi amigo, si tú no ves las bendiciones, revisa lo que has estado creyendo y diciendo.
Algunas personas se quejan y culpan
a todos y a todo a su alrededor por su carencia de bendiciones —a sus padres,
su raza, su género, su medio ambiente y su gobierno. Amado, yo quiero que tú creas y confieses que eres bendecido debido a la obra terminada
de Jesús en la cruz, no porque seas de cierta raza o trabajes en cierto
lugar.
No importa en dónde tú trabajes o vivas, de qué
color es tu piel, o lo que haces para vivir.
¡Si Dios te bendice, tú eres
bendecido! Y todo es debido a Jesús.
Así que, declara para ti mismo:
“¡Yo soy bendecido en donde sea que esté
—soy bendecido en la ciudad, y bendecido en el campo!”
Viendo a través de los ojos
de la fe,
Joseph Prince
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