Inspiración de Gracia
Toda tú eres hermosa, amada Mía, y no hay defecto en ti. (Cantar De Los Cantares 4:7)
A veces, cuando no recibimos nuestra sanidad, rompimiento,
restauración o el milagro de un hijo, no podemos evitar pensar que algo está
mal con nosotros. Nos decimos a nosotros
mismos: “Nada está mal respecto a Dios, nada está mal respecto a la Palabra, ¡así
que algo debe estar mal respecto a mí!”
Amigo, si tú piensas que tu milagro depende de ti, entonces estás en un terreno inestable.
En el antiguo pacto,
vemos esa demanda de “todo depende de mí,” puesta sobre el hombre. La parte de Dios era bendecir a Su pueblo,
pero solo si ellos cumplían su parte obedeciendo todas Sus leyes. Si ellos no cumplían con su parte, ellos no
solo no eran bendecidos, sino que la maldición también vendría sobre ellos.
La mayoría de las
veces, ellos terminaron bajo maldición porque simplemente no pudieron cumplir
con todas las leyes de Dios. Entonces
Dios encontró fallas en ese pacto porque aunque Él quería bendecir al hombre,
los pecados del hombre hacían que fuera difícil para Él hacerlo. El
hombre mismo era el eslabón débil.
En el nuevo pacto, el
hombre no tiene una parte que desempeñar, excepto creer y recibir. El nuevo pacto de la gracia fue cortado
entre Dios Padre y Dios Hijo —ambos infalibles y más que poderosos para guardar
el pacto.
Dios Hijo es el representante del hombre. Jesús te representa a ti y a mí. Así que, en este pacto, cuánto podemos recibir
de Dios depende de cuán bueno es nuestro representante, de cuán perfecta es Su
obediencia. Por supuesto, Jesús es el Hombre
perfecto, con obediencia perfecta. ¡Así
que en Él, nosotros estamos calificados para recibir todas las bendiciones de
Dios! Solo necesitamos creer y recibir.
La sangre de Jesús ha sido derramada para la
remisión de todos tus pecados. Tú ahora eres la justicia de Dios en Cristo. (Ver 2Cor. 5:21) Por Su
único sacrificio perfecto, Él te ha hecho perfecto para siempre. (Ver Heb.
10:14) ¡No hay mancha en ti!
Hoy, el diablo no tiene derecho de decirte que tú no
puedes ser bendecido porque hay algo mal respecto a ti. Por lo tanto, mientras estás esperando tu
milagro, di: “¡Nada está mal respecto a
Dios, nada está mal respecto a la Palabra y nada está mal respecto a mí! ¡Yo voy a recibir mi milagro! ¡Aleluya!”
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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