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jueves, 20 de febrero de 2020

El Regalo De No Condenación


Inspiración de Gracia
… “Yo tampoco te condeno. Vete, desde ahora no peques más.”  (Juan 8:11)
Cuando Jesús estuvo en la tierra, una mujer atrapada en el acto de adulterio fue llevada ante Él por los escribas y fariseos, la mafia religiosa de Su época.  Ellos trataban de atraparlo planteándole una pregunta que era difícil de responder: “En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices? (Juan 8:5)
Jesús respondió: “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra.” (Juan 8:7)  Los escribas y fariseos comenzaron a irse uno por uno hasta que no quedó ninguno.
La gente de la multitud que quería condenar a la mujer no pudo.  Pero Jesús, el único en la multitud que realmente tenía el poder para condenarla, no lo hizo.  Él después de un momento le preguntó: “Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?” (Juan 8:10)
Él le dijo tales palabras de gracia porque Él la amaba.  Además, al hacerle la pregunta, Él le estaba dando la oportunidad de declarar palabras de no condenación para sí misma —”Ninguno [me condena], Señor.” (Juan 8:11)
Jesús no solo le habló palabras de gracia, sino que también le dio el regalo de no condenación —“Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.”  Fue cuando ella recibió el regalo de no condenación, que tuvo el poder para “irse y no pecar más.”
Hoy, tú tienes el regalo de no condenación porque el Hijo de Dios fue condenado por todos tus pecados. (Ver Romanos 8:1)  Hoy, Dios no puede condenarte cuando tú pecas porque Él es fiel y justo con lo que Su Hijo hizo ya.
Así que, si el diablo trata de convencerte de que Dios está enojado contigo cuando tú lo echas a perder, solo di: “¡Dios no me condena hoy, porque Él ya condenó a Jesús en la cruz hace 2,000 años!”
Desafortunadamente, todavía escuchamos a la gente decir: “Primero vete y no peques más, entonces yo no voy a condenarte.”  Quizás tú también te has estado diciendo esto a ti mismo.  Pero Dios dice: “Yo no te condeno. Vete; desde ahora no peques más.”  ¡Él te da el regalo de no condenación, para que tú tengas la fuerza para ir y no pecar más!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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