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lunes, 29 de junio de 2020

Sal Sin Pobreza Ni Debilidad


Inspiración de Gracia
Sacó de Egipto a Su pueblo, cargado de oro y plata; en aquel tiempo no había entre ellos débiles.  (Salmo 105:37, NBV)
Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, ellos vivían en pobreza y enfrentaban las dificultades diarias de sus crueles capataces.  Las cicatrices y heridas  frescas causadas por los látigos de sus amos cubrían sus cuerpos.  El calor abrasador de Egipto les causaba insoportables llagas que supuraban.  Muchos de ellos estaban encorvados debido a las largas horas que llevaban cargando toneladas de ladrillos y adoquines.  Trabajar como esclavos durante largas horas bajo condiciones difíciles, les envejecía.  Y sin una alimentación adecuada, muchos de ellos eran débiles y demacrados.
Pero algo les sucedió la noche de la Pascua. (Ver Éxodo 12)  Con la sangre del cordero aplicada en los dinteles de sus puertas, ellos quedaron bajo la protección de Dios.  Y dentro de sus hogares, conforme a las instrucciones de Dios, ellos comieron el cordero asado al fuego.
Yo creo que entre ellos, aquellos que eran ciegos se comieron los ojos del cordero, creyendo que los ojos perfectos del cordero les darían una visión perfecta.  Los que  tenían problemas cardíacos, se comieron el corazón del cordero, creyendo que sus corazones volverían a latir fuerte.  Y los que eran cojos, se comieron las patas del cordero, creyendo que podrían saltar como corderos.
Y cuando la mañana llegó, algo nuevo y milagroso les sucedió.  Ellos salieron con Dios ya no como esclavos sino como personas libres.  Ellos ya no eran pobres y necesitados, sino que poseían plata y oro que les habían dado los egipcios.  ¡Y ninguno de ellos —había alrededor de 2.5 millones de ellos— estaba débil o enfermizo!
Si esto fue lo que el pueblo de Israel experimentó después de participar del cordero de la Pascua, que era solo una sombra de Cristo, ¿cuánto más nosotros, que hemos estado bajo la cobertura de la sangre santa de Jesús, el verdadero Cordero de Dios, vamos a experimentar tales bendiciones?
¡Cuando tú depositas tu confianza en el Cordero de Dios que fue quemado por el ardiente juicio de Dios que era para nosotros, vas a caminar diariamente, sin pobreza ni debilidad, sino con provisión abundante y divinamente fortalecido en Cristo!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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