Inspiración De Gracia
Entonces
él clamó al Señor, y el Señor le mostró un árbol; y él lo echó en las aguas, y
las aguas se volvieron dulces. Éxodo 15:25
Cuando estudias tu Biblia
sabiendo que el Señor está contigo, vas a sorprenderte de como la Palabra de
Dios cobra vida. Así es como yo leo la Palabra. Yo no la estudio
solo para prepararme para los mensajes que predico los domingos. Yo voy a
la Palabra para beber del agua viva de Jesús.
Yo estoy consciente de que Jesús está a mi
lado, enseñándome, hablando a mi corazón, y puedo decirte que en esos momentos
tenemos las mejores conversaciones, y yo siempre salgo de esos momentos
sintiéndome renovado y lleno de energía.
Leer Su Palabra se ha convertido en un gran
momento personal de intimidad entre Jesús y yo. Me pierdo por completo
absorto Su presencia hasta que pierdo la noción del tiempo. ¡No puedo
decirte la cantidad de veces que miré mi reloj después de escudriñar Su Palabra
y me di cuenta de que ya eran las cinco de la mañana!
¿Sabes lo que es cuando estás disfrutando una
buena taza de café en una cafetería con amigos que amas, y te estás divirtiendo
tanto, riendo y compartiendo, que el tiempo parece desaparecer? Bueno,
¡tú puedes disfrutar de la presencia de Jesús de la misma manera!
Una vez que estés consciente de que Jesús está
contigo, leer la Biblia ya no se sentirá como una tarea o una obligación.
Ya no te descubrirás viendo reloj moverse tic… tic… tic… tic…
tic… y sintiendo como si hubiera pasado una eternidad, ¡aunque solo hayan
transcurrido cinco minutos!
Así es como se siente una tarea —como si el
tiempo se detuviera y tú no pudieras esperar para terminarla de una vez.
El estudio bíblico divorciado de Su presencia es una obra muerta.
Pero cuando es como ponerse al día con tu mejor amigo, ¡parece que nunca
hay suficiente tiempo!
Así que, mira al Señor en medio de todo lo que
haces y aprende a traerlo al cuadro. Él hace que todo sea hermoso en tu
vida. Cuando tú miras tu pasado, es posible que las cicatrices del ayer
todavía palpiten en tus recuerdos.
Quizás fuiste abusado sexualmente de niño o
fuiste lastimado emocionalmente por alguien en quien confiabas. Al mirar
hacia atrás ahora, es posible que aún te sientas enojado, frustrado y
decepcionado al mismo tiempo, y que el dolor aún lastime tu corazón.
Pero en medio de tu dolor, quiero animarte a
que comiences a involucrar a Jesús. Mira al Señor sosteniéndote, sanando
suavemente tus heridas. Jesús está allí mismo, restaurándote, poniendo
valor en tu corazón y quitando todo sentimiento de vergüenza y culpa.
Amado, Él quiere que tú sepas que tu pasado no
determinará el futuro que Él tiene para ti. Una vez que tú involucres al
Señor y lo pongas en tus aguas amargas, Él convertirá la amargura en dulzura.
Eso es lo que el Señor hizo por el pueblo de
Israel. Cuando ellos llegaron a un lugar llamado Mara, no pudieron beber
sus aguas porque estas eran amargas. Moisés clamó al Señor y el Señor le
mostró un árbol, el cual Moisés echó en las aguas. Cuando él hizo eso, la
Biblia dice que “las aguas se volvieron dulces.”
¿Por qué esas aguas imbebibles y de mal sabor
se volvieron refrescantes y dulces? La respuesta está en el árbol que fue
echado en ellas. El árbol es una imagen de la cruz en la que nuestro
Señor Jesús colgó, llevando cada corazón quebrantado y cada aguijón de la
traición.
Cuando tú llevas a Jesús a tu situación, ¡Él
puede hacer que cada experiencia amarga se vuelva dulce! ¡Habla con Él y
permite que Su presencia te restaure a plenitud hoy!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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